"Menstruar es un superpoder"
-¿En qué momento decidiste que tenías que hacer una película sobre la regla?
Cuando intenté explicarle a mi hija lo que es la regla y no fui capaz de transmitirle algo positivo. Lo único que sabía decirle era: “te va a venir cada mes, es un engorro, dura cuarenta años…”. Me sabía muy mal transmitirle algo así, entonces empecé a buscar proyectos e iniciativas diferentes. Y me encontré una variedad increíble de personas que trabajan para acabar con el tabú en torno a la menstruación. La chispa definitiva fue la primera escena de la película, en la consulta de la pediatra. Eso es real, nos pasó a nosotras (como todas las animaciones, que están basadas en hechos reales). Cuando mi hija me preguntó por qué tenía que esconder la compresa pensé que tenía tan interiorizado el tabú que no noté que no está bien ir escondiendo las compresas. Y decidí hacer algo porque tenía miedo de pasarle a mi hija cosas que no fueran cuestionadas, sin haberlas pensado antes. Por eso hice esta película.
-¿Cómo ha sido el tema de la financiación? ¿Has encontrado muchos problemas?
He tenido muchísimos problemas para financiarla y no he encontrado ninguna institución dispuesta a poner dinero. Por suerte, el equipo de producción trabajó sin cobrar, y lo único que tuve que hacer fue pedir un par de créditos para pagar la postproducción: la edición, música, mezcla de sonido, etalonaje…eso lo he tenido que pagar con mis ahorros y estos créditos. Es una situación curiosa, porque todo el mundo me dice que la película es necesaria, pero muchas instituciones no lo vieron así en su momento. Da un poco de rabia, pero me obsesioné tanto con esta película, que decidí arriesgarme.
-Quería saber por qué decidiste introducir las secuencias de animación y si es la primera vez que trabajas con este formato.
No tenía ningún tipo de experiencia con la animación y decidí hacerlas porque me parecía una manera muy libre para hablar del tabú. En animación puedes exagerar cosas, no tienes que corroborar la información que das, puede ser ficticia totalmente. Las animaciones crean una distancia entre lo que se dice y el espectador, que le ayuda a verse a sí mismo desde otro punto de vista. Y eso era importante para acabar con el tabú y para ver cosas que no vemos con nuestros propios ojos.
-Y a nivel técnico, ¿ha sido muy complicado?
Por suerte, conseguí un par de cooperaciones con diversas escuelas y tuve alumnas en prácticas de arte y artes gráficas. Ellas tenían todos los instrumentos necesarios en la escuela para hacer estas animaciones. También fue muy positivo para ellas, porque tenían un proyecto que era real, una película que se iba a estrenar. Trabajaban con un poco de presión temporal e hicieron unas prácticas muy reales, que les fue muy bien para aprender cómo es hacer estas cosas en la vida real.
-Me gusta que en la película hay voces de muchas mujeres, y también hay bastante de cultura underground. ¿Cómo fue la elección de las personas que aparecen? Las conocías antes, fue un proceso de investigación…
Hubo un poco de todo. Las personas que yo pensaba que estarían bien, al final resultó que visualmente no eran muy potentes. Claro, yo no hago un podcast, entonces necesitaba que los proyectos fueran buenos y que también las protagonistas fueran fuertes visualmente. La mayoría de las personas que salen en la película fueron recomendadas por amigas o compañeras de trabajo. Yo vivo en St. Pauli, un barrio muy alternativo de Hamburgo, y ha sido muy punki todo. Eso es lo bonito, porque son cosas que no vemos todos los días, y eso hace que la película sea muy especial.
-Algo que también me gusta mucho es que le das voz a una persona trans hablando sobre este tema.
También fue mi hija la fuente de inspiración. Yo ya había hecho un documental sobre mis vecinas transexuales en St. Pauli. Y mi hija por aquel entonces se estaba orientando sexualmente y no sabía qué le gustaba. Yo le decía que daba igual si eran hombres, mujeres o trans. Lo importante es que te guste la persona, y a partir de ahí ya vemos sexualmente qué pasa. Vi que esta concepción nuestra, este binarismo de que hay hombres y mujeres, no era suficiente para lo que yo le estaba explicando a mi niña. Entonces pensé que esta realidad también tenía que ponerla en el documental, porque creo que muchas personas que están en procesos de cambio, necesitan referentes en todo tipo de películas. Por eso invité a Ian, y fíjate que es el único que da un testimonio personal en la película. Fue muy valiente, porque es exponerse y arriesgarse mucho en nuestra sociedad. Él es activista y sabe exactamente lo que está haciendo y le estoy tan agradecida…porque su testimonio puede cambiar tantas cosas y es tan importante para muchísimas personas.
-Se estrena la película en España en un momento en el que se está discutiendo el tema de la baja laboral por la menstruación. El otro día me chocaba mucho leer en redes sociales a mujeres en contra de esta baja, hablando de que “nuestras madres o nuestras abuelas no se quejaban tanto…”.
Es un discurso muy viejuno y conservador. Hay mucha gente que piensa que puede expresar su opinión en boga de la de la libertad de expresión, pero yo no abriría la boca para cagarla. Pero bueno, hay muchísima gente así, y hay que respetarlo todo. Para mí esta ley es esencial y es buena, pero con una condición: que se la considere un primer paso a un cambio mucho más grande. Si consideramos esta ley como una victoria final, no vamos a avanzar. Porque, en principio, la menstruación no tendría que doler. Lo que tiene que pasar es que el sistema sanitario diagnostique mucho antes la endometriosis, o que los médicos no receten la pastilla para todo. Cuando este cambio empiece, esta ley seguramente será obsoleta. Por eso lo considero un primer paso, pero tienen que cambiar muchísimas cosas. También a nivel educativo, por ejemplo, que no separen a niños y niñas cuando se habla de menstruación. Qué absurdidad.
-Te lanzo una pregunta que no sé si tiene respuesta. Nunca he entendido el tabú con este tema, es algo que no me entra la cabeza.
A mí tampoco. Mira, tener la menstruación es la primera premisa para poder tener hijos de manera natural. En consecuencia, menstruar es un superpoder, igual que tener hijos. Y esto al patriarcado no le interesa nada, que las mujeres seamos conscientes de que somos extremadamente poderosas. Porque se acaba el chollo de la hegemonía patriarcal, y hay muchísima gente, la mayoría hombres, que están aterrados porque ven el final de su hegemonía. Creo que por ahí van los tiros. Como siempre, todos los poderes de las mujeres han sido apagados.
-Tengo curiosidad por saber si te han entrevistado más hombres o mujeres
Ha habido de todo. Y además, la respuesta de hombres es muy buena cuando ven la película. Sobre todo, en las proyecciones en Alemania siempre había algún hombre que decía: “Muchas gracias, había tantas cosas que no sabía y he aprendido tanto…”. Y en los periodistas, hay de todo, hombres y mujeres. Naturalmente, las entrevistas son un poco diferentes, hay otra complicidad con las mujeres. Pero el mensaje es el mismo.
-He leído que tienes previsto hacer una trilogía.
Sí, es correcto. Es la trilogía de las “M” tabuizadas. Hemos empezado con la menstruación, continuaremos con la masturbación y acabamos con la menopausia. Ahora estoy trabajando en el proyecto de la masturbación, que se llamará Hot Cunt: Reconsiderando el placer. Estoy descubriendo unos aspectos de la masturbación que nunca hubiera pensado que existían, y es una pasada la de gente que hay rompiendo tabúes a saco. Estoy entusiasmada.
Por Manuel Barrero Iglesias
Entrevista realizada el 23 de mayo de 2022, vía telefónica.
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