Creador: Simon Nye.
Dirección: Andiy De Emmony y Robin Shepard.
Intérpretes: Bradley Walsh, Joanna Scanlan, Sabrina Bartlett, Tok Stephen, Liam Middleton, Bradley Wj Miller, Tony Gardner, Natalie Mitson, Tom Xander, Robert Bathurst, Amelia Bullmore
Fotografía: Darran Bragg
Montaje: William Webb y David Head
Idioma: Inglés.
Duración: 6 episodios de 45 minutos.
Los Larkin es la nueva serie del creador de Los Durrell, y eso son palabras mayores. Tras su exitoso paso por las televisiones británicas, aunque bien es cierto que se ha ido desinflando poco a poco, lo cual también es algo que suele suceder, llega a Filmin con la vitola de serie feel good para todos los públicos, aunque solamente sea por asociación con la genial serie que hizo famoso a su creador.
Al igual que en Los Durrell, Nye se basa en una serie de novelas sobre una peculiar familia británica, pero en este caso se trata de las novelas de H.E. Bates sobre la familia Larkin. De primeras no parece haber mucho riesgo en la propuesta, que básicamente calca su gran éxito hasta la fecha, pero muchas veces repetir una fórmula no hace que el resultado sea satisfactorio. Y no es que Los Larkin sea una mala serie, lo que sucede es que se queda muy lejos de poder medirse con su predecesora.
La serie tiene ese halo buenrollero que suponía la base de Los Durrell, pero le falta encanto, un reparto más carismático, con algunas excepciones, y, especialmente, mejores guiones Los episodios pecan de tediosos en muchos momentos debido a algunas subtramas bastante simplonas, especialmente las que envuelven a su carismático protagonista y que tratan de llevarnos a equívoco intentando hacernos creer por un momento que el bonachón de Pop Larkin no es todo lo que parece ser, quedando siempre muy lejos de conseguirlo o de interesarnos. A ello también hay que añadir que la serie es excesivamente obvia, hay demasiado texto y casi ningún subtexto, todo se verbaliza y se aclara para que sea cristalino de que va la cosa, sin dejar que el espectador ponga en marcha la materia gris. Y es que parece que pasar un momento agradable sea incompatible con un poco de reflexión.
Especialmente me ha molestado una de las tramas principales en las que un inspector de hacienda investiga a Los Larkin por no haber pagado impuestos en su vida, algo de lo que parecen estar orgullosos y que justifican de mil maneras muy poco efectivas para dejarnos con la impresión de que se acaba por justificar siempre y cuando lo hagas desde el buen rollo y con una sonrisa en la boca.
A la postre se trata de una serie medianamente entretenida que puede satisfacer a algunos de los fans de Los Durrell, mientras que a otros muchos, entre los que obviamente me incluyo, les dejará un amargo sabor de boca por la oportunidad perdida.
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