El ventre del mar (España, 2021).
Dirección: Agustí Villaronga.
Intérpretes: Roger Casamajor, Òscar Kapoya, Mumi Diallo, Armando Buika
Guión: Agustí Villaronga sobre el libro de Alessandro Baricco.
Música original: Marcús Jgr
Fotografía: Josep M. Civit, Blai Tomàs
Montaje: Bernat Aragonés
Idioma: Catalán.
Duración: 76 minutos.
El drama de la inmigración hecho arte
Intérpretes: Roger Casamajor, Òscar Kapoya, Mumi Diallo, Armando Buika
Guión: Agustí Villaronga sobre el libro de Alessandro Baricco.
Música original: Marcús Jgr
Fotografía: Josep M. Civit, Blai Tomàs
Montaje: Bernat Aragonés
Idioma: Catalán.
Duración: 76 minutos.
El drama de la inmigración hecho arte
Por David Sancho
En El vientre del mar el director mallorquín adapta un capítulo de la novela Océano mar de Alessandro Baricco. Se trata de un proyecto que su director llevaba mucho tiempo intentando sacar adelante, pero que siempre se le había resistido. Ante la imposibilidad de poder adaptar la novela completa, aprovechó el confinamiento para escribir un guión a partir de uno de los capítulos del libro.
La película es muy teatral, seguramente por la escasez de presupuesto, pero aún así consigue ser un proyecto con un tremendo poderío visual. Podríamos decir que es cine experimental, aunque probablemente deberíamos hablar más bien de producto fruto del esfuerzo de un director por llevar a la pantalla una historia con un presupuesto mucho menor del necesario y las decisiones artísticas que toma para poder sortear dicho escollo. Por ello el resultado es incluso más sorprendente, porque yo no recuerdo una película española con este empaque visual en años.
Esto es cine, pero también es teatro, porque la acción casi siempre parece darse sobre el escenario y porque los actores recitan sus frases como si de una obra de teatro se tratase. Pero además de teatro también hay veces que parece que uno está viendo un cuadro. El poderío visual es impresionante y los planos de una composición excepcional.
Por otro lado, una propuesta tan arriesgada es difícil que sea perfecta, y esta no es excepción. La película, aunque absorbente, tiene momentos en los que cuesta enganchar con ella debido a su ritmo, por momentos, tedioso, aunque luego te vuelve a hipnotizar con sus imágenes y te reconcilias con ella.
Y casi tan importante como sus imágenes es su mensaje. La tragedia de las migraciones forzosas es retratada con mucha crudeza, lo cual se potencia con la ya mencionada calidad visual. Tal vez le sobren las imágenes actuales sobre inmigrantes ahogándose en el océano para hacer más explícito su mensaje, ya que este llega alto y claro aún sin ellas.
Se trata de un rara avis dentro del cine contemporáneo, un ejercicio de estilo fruto del talento y de la imaginación de un director que consigue con poco muchísimo más que otros con todo el dinero del mundo.
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