Dirección y guión: Neill Blomkamp
Intérpretes: Carly Pope, Chris William Martin, Michael Rogers, Andrea Agur, Nathalie Boltt, Terry Chen
Música original: Ola Strandh.
Fotografía: Byron Kopman
Montaje: Austyn Daines.
Idioma: Inglés.
Duración: 104 minutos.
Por David Sancho
Neill Blomkamp fue considerado hace no demasiado tiempo como una de las grandes promesas de la ciencia ficción. Distrito 13 fue una película con bastante éxito a todos los niveles, y aunque sus posteriores películas no tuvieron tan buena acogida, seguía teniendo relativamente buena prensa como director de ciencia ficción con una visión muy personal del género al que añadía ciertos toques de sociopolítica en sus guiones. Pero lo cierto es que en taquilla cada vez funcionaba peor y esa puede ser la explicación a su última película.
La película trata de una chica cuya madre es sacada de prisión por encontrarse en una especie de coma y es tratada por una misteriosa empresa que le ofrece la posibilidad de inducirla a ella también a esa especie de coma para poder comunicarse con su madre. Obviamente la idea no es muy buena y las cosas se irán de madre rápidamente.
Se trata de una cinta de terror de bajo presupuesto, y la verdad es que se nota. Se percibe en el reparto, sin caras conocidas y a su vez sin carisma, y se percibe en una factura técnica que no pasa del aprobado. Pero ni el elenco ni el envoltorio son los mayores problemas de la película, los cuales radican principalmente en un guión que bebe de muchas fuentes (recuerda a Poltergeist, a La celda, a Vampiros de John Carpenter, a la serie Undone y a muchas otras más) y acaba pareciendo un batiburrillo de buenas ideas de otros guionistas que él se encarga de hacer que parezcan peores de lo que son.
Los diálogos son poco afortunados, no fluyen en ningún momento, hasta dar la sensación de que alguna frase se haya quedado en la cabina de montaje por error. El desenlace resulta forzado y torpe, tomando el camino fácil en todo momento y sin dejar mucho sitio a la sorpresa. Uno no consigue encariñarse de los personajes, y simplemente les vemos con desidia caminar hacia el abismo sin demasiada lógica.
Reconozco que no soy gran fan de las películas que hicieron de Blomkamp un tipo que aspiraba a convertirse en director de culto, pero Demonic me hace ver sus trabajos previos con una nueva perspectiva. Sin duda su última película debería ser un traspiés momentáneo en su carrera, pues ya ha demostrado que puede hacerlo mucho mejor que esto, por lo que habrá que esperar a su próximo proyecto para comprobar si retoma la senda de Distrito 13 o Chappie, o si a partir de ahora este es el Blomkamp que vamos a seguir encontrándonos.
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