Por Manuel Barrero Iglesias
Ya hablamos de Maixabel en la primera crónica, así que hoy lo haremos de las otras tres películas españolas a competición. Una selección que se caracteriza por su variedad de formas y estilos. Al drama histórico que propone Bollaín, le unimos la "comedia social", el terror de autor, o la no ficción que aspira a retrato generacional. Películas con desiguales propósitos y resultados.
El cine de Jonás Trueba siempre parece haber tenido vocación de retrato generacional, aunque es muy posible que el mismo director no lo sienta así. Pero sus películas parecen buscar ese halo trascendental. El problema, o uno de ellos, es que estas parecen hablar solo de él, y muchas veces era difícil sentir como reales a sus personajes. Por eso le vino tan bien la visión de Itsaso Arana en La virgen de agosto (2019). Y por eso le sienta tan bien a Quién lo impide que los chavales se adueñen de la película. Aunque él siga estando presente (ese momento en la Filmoteca), es capaz de dejar que sus personajes encuentren una voz propia. Podemos decir que cuanto menos se nota que es una película de Jonás Trueba, mejor para ella. Obviamente, eso también es mérito de un director que parece haber crecido de forma admirable en los últimos 3-4 años. Aquí sí hay algo que se puede parecer a un retrato generacional, y además con gente a la que no se le suele hacer ningún caso. Sin duda, una de las películas españolas del año.
Y acabamos con una pareja que, por separado, ya ha conseguido algún que otro gran éxito en nuestro cine. En La abuela tenemos guion de Carlos Vermut y dirección de Paco Plaza. Y se notan ambas autorías. En el texto de Vermut están muchos de sus temas recurrentes y son evidentes las similitudes con su obra anterior. Un film que se toma su tiempo para crear esa atmósfera entre el terror y el drama, y que no esconde sus cartas en ningún momento. Desde el principio sabemos qué no están contando, y el buen hacer de Paco Plaza tras la cámara consigue dar vida al libreto de Vermut. Ah, y no se equivoquen. No estamos ante el tipo de terror que había en Verónica, aquí se pone más en juego lo psicológico. No es un film sobresaliente, pero sí es uno al que apetece volver.
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