Por Paulo Campos
Desde unos años a esta parte la categoría de película extranjera, que parece incluso que molestaba a cierta parte de la Academia, ha ganado en mucha importancia, tanta que es uno de los premios más seguidos y muchos cines americanos (no es un año de ejemplo para nada y menos de visualizaciones en cine) se han atrevido a proyectar películas con subtítulos llegadas desde otros lugares que no sean su ombligo. También se ha notado en el interés de muchos países a la hora de acercar sus trabajo a Hollywood, están viendo que ya no es una pérdida de tiempo y/o dinero el promocionar su película, que luego no sólo la ganadora del premio lo recupera, es más, las cinco nominadas se abren hueco en taquillas de medio mundo e incluso sólo hace falta que en el cartelito de turno ponga “seleccionada por donde sea como candidata al Oscar internacional” para que haga pasta o sea vista como cine que hay que ver.
El 2020 ha traído un récord también en esta categoría, con un total de 93 películas. Lesotho, Sudán y Surinam debutaron este año en la categoría donde finalmente hubo una primera criba que dejó, excepcionalmente, quince finalistas. Generalmente son diez, pero este año debido a la imposibilidad de reunirse el comité técnico, responsable de la elección del 50% de las candidatas, se pasaron las 15 más votadas de la primera ronda, quizá cortando el paso a películas menos conocidas y más festivaleras.
Las perdedoras han sido películas celebradas como la guatemalteca La Llorona, la mexicana Ya no estoy aquí, la chilena El agente topo (aunque sí entró en documental), la colombiana El olvido que seremos, en un mal año para el cine latinoamericano. De Asia se quedó en el tintero la última de Kawase representante de Japón True mothers, o la celebrada taiwanesa A sun. La nuit des rois de Costa de Marfil fue una de las principales favoritas africanas mientras que la iraní Sun Children y la palestina Gaza mon amour eran las esperanzas de oriente próximo. Finalmente desde Europa se quedaron con las ganas la francesa Deux, la rusa Dear Comrades!, Portugal, que sigue siendo el país que más veces envió película sin nominación alguna; este año su apuesta era Vitalina Varela pero dependía del finalmente desaparecido comité para lograrlo. Chrlatán, Preparations to be together for an unknown period of time, Never gonna snow again, La trinchera infinita, Notturno, Beginning, la sorpresa georgiana de San Sebastián, Apples o una de mis favoritas absolutas, la ucraniana Atlantis.
Al final sólo hay espacio para cinco y fueron:
Better Days de Derek Tsang (Hong Kong)
Un poco la Corpus Christi de este año, una película que aparece un poco de la nada y con la que no se cuenta, que demuestra lo buenas que son algunas de las campañas de marketing para vender películas. Dirigidas a quienes deciden con su voto, sin hacer ruido se cuelan entre las precandidatas y finalmente obtienen una nominación sorpresa.
Como la película polaca, sabíamos de su argumento antes de la nominación, sí había tenido una buena recaudación en China. Se trata de una película que mezcla varios géneros como el melodrama adolescente sobre una estudiante víctima de bullying que va girando al encontrar el amor en un joven delincuente callejero. Ahí se transforma en un pequeño thriller y una tímida denuncia al sistema educativo imperante. Es una especie de cuento de Federico Moccia pasado por manos de una director que sabe lo que hace en cada momento y que utiliza para lograr su objetivo unos claros movimientos con un lenguaje de Hollywood clásico, de ahí se entiende buena parte de su nominación, pero al fin y al cabo es un director con personalidad para realizar ese tipo de cine en un producto tan asiático. Una película disfrutable que, con una promoción correcta, puede dar beneficio en cines de todo el mundo porque es fácil de ver y valorar.
Hong Kong suma así su segunda nominación tras la lograda el año de victoria de Belle Epoque, con Adiós a mi concubina.
Collectiv de Alexander Nanau (Rumanía)
El histórico doblete que consiguió Honeyland para Macedonia del Norte el pasado año no ha tardado en repetirse. Lo ha logrado una de las cinematografías más celebradas del siglo en festivales de importancia, pero que jamás había roto la barrera de los Oscar. Este año el país es nominado por primera vez en esta categoría y lo borda aún más, compitiendo también en la categoría de mejor documental.
No me voy a extender hablando mucho más de la película rumana, porque he comentado bastante en su apartado de documental, simplemente me reitero en que su valor periodístico como documento supera con creces al cinematográfico y sin llegar a extremismos logra una denuncia brutal del Gobierno rumano de entonces, que se vio avocado a una grave crisis que llevó a su gabinete a dimitir y como recordatorio de lo que pasó en aquella discoteca Colectiv y de los días posteriores de cómo el sistema de salud rumano resultó una gran farsa que indignó a sus ciudadanos.
Druk (Another Round) de Thomas Vintenberg (Dinamarca)
Si hay un país niña bonita en este siglo para la Academia ese es Dinamarca, además de sus tres Oscars por El festín de Babette y Pelle el Conquistador (de forma consecutiva) y En un mundo mejor. Y sumando cuatro nominaciones más en los últimos diez años, entre ellas la del propio Vintenberg por Jagten.
Si buscábamos una favorita en este apartado desde el inicio esa es Druk, y eso que para mí es la película que más promoción ha perdido por habernos quedado sin Cannes 2020, donde estoy seguro que aparecería en el palmarés, ya fuera Mikkelsen, Vintenberg o la propia película. Se trata de una película que nos cuenta cómo cuatro profesores hastiados de la vida rutina, desarrollan en sus propias vidas un experimento en el que dicen que manteniendo un nivel de alcohol en sangre algo elevado la vida es mucho mejor.
La película en general, pese a un segundo acto en el que la trama parece haberse congelado y no avanza en ningún sentido, pero el tercer acto comienza a mostrar las consecuencias de la idea que parecía funcionar para acabar con uno de los mejores finales del año. Una candidata segura al premio, que con la nominación a dirección de Vintenberg refuerza su favoritismo y que no ve mucho rival en sus cuatro acompañantes a no ser que los académicos se pongan estupendos.
L'homme qui a vendu sa peau (The Man Who Sold His Skin) de Kaouther Ben Hania (Túnez)
Otra de las sorpresas de la categoría es la película tunecina de Ben Hania, que consigue la primera nominación para el país y que coproducida por la mitad de los países de Europa, cuenta con un reparto donde nos encontramos entre otras caras la de Monica Bellucci, que siempre es un placer encontrarse con esa cara. Una película que también llegó en el momento exacto a la campaña por el Oscar, porque tuvo ahí un destello coincidiendo con las votaciones que le vino muy bien.
Seamos claros, para mí es la peor de las cinco, entiendo lo que la directora me quiere contar, esa mecrcadotecnia con seres humanos, denunciar la explotación y del trato a los inmigrantes en el “paraiso europeo”. La historia es la de Sam, que deja Libia para encontrarse con su amada pero que en su periplo se encuentra con un artista contemporáneo, de esos intensitos, que convierte su piel en su lienzo y acaba enseñándolo por museos como una obra de arte humana. Un punto de partida aceptable, pero que se pierde en lecciones pueriles y ya vistas y revistas. Poco más.
Quo vadis, Aida? De Jasmila Zbanic (Bosnia Herzegovina)
Zbanic se ha convertido con sus últimas películas en uno de los nombres buscados por festivales de prestigio, su Na putu tuvo bastante relevancia en círculos de críticos europeos y cierto culto en salas artie, también Grvabica o From those who can tell no tales la convirtieron en una voz de referencia en los Balcanes y sobre todo en una de las representantes de un cine centrado en consecuencias que tuvo en sus habitantes la absurda y dolorosa Guerra balcánica, que no olvidemos, fue apenas hace 30 años mientras el resto de Europa se preocupaba por elegir que Spice Girl era.
Si hay una alternativa tapada en el apartado esa es la película bosnia, esto suena a cuando No Man's Land le ganó la partida a Amelie llevándose el Oscar. Quo vadis, Aida? se centra en una traductora asociada de la ONU (una espléndida Jasna Djuricic) en Srebenica, cuando los serbios ocupan la ciudad, miles de ciudadanos buscan cobijo de la ONU en campamentos, entre ellos la propia familia de Aida. Allí ella tendrá información de primera mano en la que verá impotente como quien tiene que defenderlos y asegurarlos pasa completamente hasta que la tragedia se ceba en el pueblo. Una denuncia con rigor, sin abusar de efectismos y con un final desolador, que puede hacer mucho por recibir votos de Académicos.
Merece ganar: Druk
Mis nominados:
Atlantis (Ucrania)
Druk (Dinamarca)
El agente topo (Chile)
Gaza mon amour (Palestina)
La Llorona (Guatemala)
Y Vitalina Varela por Portugal también.
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