Por Paulo Campos
Cuando viene un buen año de cine, viene un buen año de cine. Es una pena que los Oscar, cuando pasa eso, se dediquen a multinominar en apartados donde otras representantes tendrían su oportunidad de salir un poquito a la luz y añadir ese puntito publicitario, que -y voy a descubrir un grandísimo secreto- para eso son los premios de cine. Aún así, no se tiene la percepción este año de que los Oscar hayan cometido mucho sacrilegio en los nominados de una de las categorías que mejor reflejan el estado de Hollywood; donde los estudios pasan de poner pasta para cine adulto de mediano presupuesto para financiar franquicias, sagas, remuecuelas y demás inventos para darle vueltas a la misma idea.
Así entre las bajas más destacadas de esta categoría encontramos el guión de The Farewell, ese pequeño drama asiático estadounidense protagonizado por Awkwafina “El agua que te cuida y anima”, y que parecía en agosto que iba a ser una de las grandes vencedoras de las nominaciones de enero. Y ahí la tenemos desaparecida, entre aguas minerales. Tampoco ha colado el riesgo de Uncut Gems, de los Safdie, a pesar de tener un moderado éxito en la taquilla USA. Pero que se ve que aún no les ha llegado el momento por el que la Academia diga: "con esta sí, con esta sí", y los multinominen. También me gustaría haber visto más amor por la opera prima de Olivia Wilde, Booksmart, divertidísima vuelta de tuerca a esas pelis de instituto, esta vez con un tamiz de mala baba y feminismo que le vienen genial al género. Otra flauta que podría haber sonado es la de Almodóvar con Dolor y gloria; pero con una de fuera es más que suficiente, debió haber pensado el académico medio. Y ya que estamos con pelis extranjeras, el elegantísimo guión que Celine Sciamma crea para Portrait de la jeune fille en feu no sería tampoco un mal nominado
1917 (Sam Mendes y Krysty Wilson-Cairns)
La mayor muestra de amor que los académicos dieron a la peli de Mendes el día de las nominaciones fue el incluirla en el apartado de guión, donde -obviamente- destaca entre nada y -10. El guión es una mera excusa para la sucesión de impactantes imágenes, y así está concebida la película. De todas formas, ahí se la coló a los académicos que decidieron comprar el relato de que todo lo que se ve en pantalla son historias que el abuelo de Sam les contaba sobre sus desventuras en las trincheras de la I Guerra Mundial. A ver, es un guión funcional, que no tienen nada del otro jueves, pero que a los votantes les ha parecido suficiente para que la película llegue a la decena de nominaciones. Que, visto lo visto, a dos pasitos debió quedarse George MacKay de estar nominado.
Knives out (Rian Johnson)
Sin duda unas de las lecciones que aprendimos en el 2019 es que sí hay demanda para un cine adulto, las cifras de taquilla de esta película de Rian “qué listo eres, madre mía, madre mía” Johnson lo demuestran. El público está deseando ver películas originales, divertidas y que le supongan mínimamente salir del coma cerebral que exigen el resto de películas de la cartelera y tener que esforzarse un algo para seguir una película.
Si hubiera Oscar al mejor reparto no me cabe duda que Knives Out sería una de las grandes favoritas a llevárselo, porque todos están soberbios. Qué me decís de Ana “como me alegro, tía, de verte ahí” de Armas con un personaje bombón y de Daniel “cada año mejor actor” Craig, que está soberbio como ese detective cutre y pagado de si mismo. Además del resto de personajes, genialmente construidos y mejor interpretados. Mis dieses a esta película, que debería hacer replantearse a Hollywood la demanda de cine que tiene, porque al fin y al cabo hay gente en el mundo que tienen más de 15 años y además les gusta el cine.
Marriage Story (Noah Baumbach)
¿Qué ha pasado para que el guión que hace tres meses parecía seguro ganador del Oscar a día de hoy esté tercero, o incluso cuarto, en las apuestas? Pues realmente nadie lo sabe. Sospechas, todas: que si es demasiado intelectualoide, que le pasaron los parásitos y los de Hollywood por encima, que ahora me viene mal -si eso, mañana-, o que Noah Baumbach les cae tan mal como el representante de actores que peor les caiga (que ya es prácticamente odiar). La verdad que no sé muy bien si las preguntas son esas u otras, y las respuestas pues supongo que irá. por barrios. Porque no creo yo que Jennifer Jason Leigh tenga tanto poder como para decir a los académicos que no voten por una película con la que Baumbach ha abierto el cajón de mierda (Estela Reynolds dixit), y nos ha contado paso por paso el divorcio entre ambos.
Yo no puedo más que admirar y defender un guión modélico (ya vimos en la tan cacareada campaña publicitaria de Netflix como en el guión está todo, nada a improvisar, ni silencios) que combina el drama de las discusiones, pasando por momentos tiernos con el hijo y hasta comedia física más pura en la secuencia de la asistente social. Yo creo que mi voto sería para ella, pero es que hay tanto y tan bueno para elegir...
Once Upon a Time... in Hollywood (Quentin Tarantino)
Recordemos que Tarantino ya tienen dos Oscar en esta categoría y no sería extraño verle recoger la tercera este año por -sí, se lleva diciendo desde junio, pero es que es verdad- una auténtica carta de amor al cine; y más concretamente, a aquel Hollywood de los cuarenta con los seriales de vaqueros, y en el que los estudios emitían una luz especial y de cómo la inocencia de todo aquello (si es que había alguna, que me da que todo lo contrario) se fue al garete en agosto del 69.
Ya poco comentario voy a hacer cuando eres tan grande como Quentin. El repetir el recurso de “la historia es como me sale a mí de los cojones” que tanto nos, y le, moló en Inglorious Basterds vuelve a otrorgar a la película un poso de melancolía. O haber deseado que, por muy bestia que sea, el mundo merecía la versión Tarantino de los acontecimientos. Pero no me quiero quedar ahí, la relación entre Rick Dalton y Cliff Booth funciona a las mil maravillas, dos hombres a los que el tiempo les pasó por encima y que han evolucionado mucho más lento que los tiempos de Hollywood y ahora mismo se encuentran en tierra de nadie, con pocas vistas a volver a ser lo que fueron. Una realidad al mercado y a la industria, y de eso pocos saben más que Tarantino. Además de su película más accesible, es quizá una de las mejor escritas, y esto es decir mucho.
Parasite (Bong Joon-Ho y Jin Won Han)
¿Quién nos iba a decir que la más feroz crítica al sistema de clases vendría desde Corea del Sur? Probablemente algún coreano sí nos lo diría, claro. Pero es admirable ver que, por muy lejos que nos parezca una cinematografía y que culturalmente estemos a años luz, sí vamos a tener temas más comunes de los que nos creemos. Así, tenemos aquí la falta de oportunidades, la desigualdad social o la estratificación de la sociedad en capas en las que los de arriba, lo merezcan o no, aplastan sin piedad a los de abajo.
Pero claro, nuestros héroes coreanos se sacan de la manga una forma de contarnos esto que nos deja con el culo carpeta de no poder despegarnos del asiento. Ese empezar arriba no, aún más arriba, y no bajar de ahí en toda la puta película, no sólo es mérito de dirección o montaje. Eso es un guión que poco a poco va soltando información en forma de estacazos que te hacen abrir tanto los ojos que avergonzarían a cualquier anime barato. Una buena oportunidad de premiar la película de Joon-Ho sería en esta categoría, donde ha resultado ser un estudio de sociedades aplicable a todas y cada una de ellas, y más a la española, acostumbrada a esto de la picaresca. Pero basta ver la película para comprobar que ni en esto somos la potencia mundial que pensábamos
Debería ganar: Marriage Story
Mis nominados serían:
-Booksmart
-Knives out
-Marriage story
.Once upon a time in Hollywood
-Parasite
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