Por Paulo Campos
Es desde el domingo cuando el Calderón se convierte en la casa de la prensa durante las mañanas, es desde el domingo que Don Carlos Pumares llega todos los días el primero, a eso de menos cuarto, y repite TODOS LOS DÍAS, aquello de “mi asiento es en la fila seis que es la ocho” (las dos primeras son A y B) a la amable acomodadora. Un clásico (este año lo escuché protestar poco). Así que empezó la canadiense Puppy Love a abrir fuego en la sede del festival. Se trata de una especie de Forrest Gump de los barrios bajos, que desde el jacuzzi de una piscina pública, cuenta como un discapacitado psíquico se enamora de una prostituta y de cómo logra salir adelante en una mundo plagado de droga, chusqueros narcos o un hermano que le mola eso de estampar caras ajenas. Tiene un toque a ensoñación y un humor acertado, pero poco más. Y dos interpretaciones desequilibradas, si bien Hopper Penn (hijo se Sean, sí) está estupendo y creíble, Paz de la Huerta está insufrible en su papel de prostituta morritos. Michael Maxxis, director, dice que su película es un 83% basada en hechos reales y el resto inventada y exagerada, espero que en ese 17% esté la interpretación de esta señora. Después de la inmersión en los bajos fondos, Vadim Perelman nos traía una sobre el Holocausto. Este hombre, la alegría de la huerta, ya nos trajo la depresiva House of Sand and Fog hace unos años, ahora os cuenta en Persian Lessons como un joven judío se inventa una nacionalidad persa para salvarse, que le vale para que un oficial alemán quiera aprender el farsi. La película, académica como ella sola, se basa en como el chaval se inventa el idioma y el pavo del alemán traga con todo. Si compras la premisa, pues hasta puedes disfrutar de la película. Si no, se hace bola fijo. Pero vamos, si la peña compró la de La vida es bella, creerte que una alemán que quiere viajar a Teherán no sabe que se la están colando con un simple “hola” en farsi, pues mira, da gusto ver el nivel de ingenuidad que llegas a tener. La peli tiene pinta de esas que si Alemania las escoge puede hacerse un hueco entre las nominadas al Oscar (no este año, que ya no entra). Sobre todo, porque Nahuel Pérez Biscayart (el nuevo Daniel Brühll) lo da todo en varios idiomas.