Por Manuel Barrero Iglesias
Nocturna Madrid cumple ya la considerable cifra de siete ediciones. Parece que fue ayer cuando echó a andar el festival de cine fantástico de la capital de España, y ahí lo tenemos, afianzado como cita de referencia para los fans del género. Empezamos con lo que dio de sí la primera jornada de esta edición
Panorama
Nos congratula la costumbre que está tomando el festival de programar títulos procedentes de Argentina, un país en el que se hace cine de género muy interesante. Sin ir más lejos, este año pudimos ver en Sitges la marciana Breve historia del planeta verde, una road movie delirante e inclusiva. En Nocturna ya el año pasado pudimos ver Aterrados y Abrakadabra, dos buenos ejemplos de las formas que gustan por allá a la hora de afrontar el terror. Esta edición comenzó con la proyección de Piedra, papel y tijera, que destaca por la atmósfera claustrofóbica y malsana. A esta historia de locura intrafamiliar le cuesta en ocasiones encontrar el tono justo, pero los directores son capaces de sacar partido a la escasez espacial en la que se desarrolla el film.
Oficial
La
sección oficial comenzó con 1 BR, interesante reflexión
sobre comunidad (o secta) cerrada en clave de cine de terror.
Volvemos al tema de gente que, para apartarse de la atrocidad que
campa por el mundo, es capaz de cometer las mismas -o mayores-
atrocidades. Como ya hacía Shyamalan en El bosque (2004), se
pone en cuestión el modelo de aislamiento, y el precio a pagar por
mantenerlo. David Marmor consigue mantener la tensión, a pesar de
jugar también en espacios reducidos, lo cual juega a favor de la
sensación de asfixia que sufre la protagonista. El problema del film
(como también pasa con la española El hoyo) es dejar en
manos de un solo personaje la determinación de resistir frente al
borreguismo del resto. Es cierto que 1 BR tiene ciertos
matices en este aspecto que no la permiten hundirse, así como el
excepcional trabajo de la joven Nicole Brydon Bloom.
Dark Visions
Acabamos
la jornada con una serie b estadounidense que mantiene una
sorprendente dignidad. No es que aporte gran cosa al subgénero de
casas encantadas y tampoco es que el film sea ningún prodigio. Pero
dentro de su modestia, Echoes of Fear consigue algunos pocos momentos
correctos de suspense. También introduce con cierta habilidad
mensaje de empoderamiento femenino, con dos protagonistas que luchan
contra el peso del más nauseabundo patriarcado.
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