Fourteen (Estados Unidos, 2019).
Dirección, guion y montaje: Dan Sallitt.
Intérpretes: Tallie Medel, Norma Kuhling, Lorelei Romani, C. Mason Wells, Dylan McCormick.
Fotografía: Christopher Messina
Idioma: Inglés.
Duración: 94 minutos.
Amigas para siempre
Manuel Barrero Iglesias
Amigas para siempre
Manuel Barrero Iglesias
La
ficción lleva siglos preocupándose por explicar las dificultades
que entraña mantener en el tiempo una relación sentimental. Muchas
menos obras se han ocupado de los problemas -no pocos- que acechan a
una amistad para que perdure a lo largo de los años. Más, si esos
lazos amistosos se han estrechado en épocas tan volubles como la
infancia o la adolescencia. Llega la madurez (o algo parecido) y
suelen llegar los intereses divergentes, los estilos de vida
incompatibles, la distancia...son innumerables los motivos que pueden
conducir al resquebrajamiento de una amistad. Las amigas de Àgata
(Laia Alabart, Alba Cros, Laura Rius, Marta Verheyen; 2015) se
enfrenta de forma directa al asunto, mostrando ese momento crítico
en el que no hay vuelta atrás y ya no existe territorio común para
compartir con las amigas de toda la vida. Mientras, en Lejos del
fuego (Javier Artigas, 2019) asistimos a esa ceremonia de la
resistencia, a ese intento desesperado por recuperar a ese grupo de
que se va disgregando sin remisión.
Una
creadora que recogió esta preocupación por los vaivenes de la
amistad fue Lena Dunham en la serie Girls (2012-2017),
tratando el tema (aunque no solo este) con la profundidad que
permiten más de sesenta episodios. El formato posibilita asistir a
una evolución que el cine, necesariamente, comprime más. Y eso es
lo que hace Dan Sallitt en Fourteen, donde se narra la
relación de dos amigas a lo largo de una década. La absoluta
maestría con la que el director maneja las elipsis consiguen dar al
film una verosimilitud asombrosa. Estamos ante una película en la
que no se cuenta cobra tanta, o más, importancia que lo mostrado. Y
en esto último, Sallitt siempre busca capturar la vida, despojándose
de artificios que entorpezcan la pulcritud del relato.
Fourteen
tiene dos protagonistas con el mismo peso, aunque una aparezca
más tiempo que la otra. La magnífica Tallie Medel (que ya realizó
un trabajó soberbio bajo las órdenes de Sallitt en The
Unspeakable Act)
da vida a Mara, hilo conductor a través de cuyos ojos seguimos la
historia. Es la parte sensata y equilibrada de la pareja, la que
acude cuando Jo está en apuros, la que se resigna ante las
prolongadas desapariciones. Vemos como Mara lucha por mantener el
equilibrio entre la devoción que siente por ella desde la infancia y
los desplantes del presente. Cómo intenta conciliar la necesidad de
ayudar a una amiga que pasa por malos momentos y la frustración
causada por la imposibilidad de ofrecer un apoyo eficaz.
Porque
Fourteen no
es solo un film sobre la amistad, también lo es sobre la enfermedad
mental y las dificultades sociales que conlleva convivir con ella.
Aquí entra Norma Kuhling, la Jo que muchas veces está ausente, pero
que es tan protagonista como Mara. El gran mérito de Sallitt es
hablarnos de su depresión desde la distancia. En los momentos que
comparte, pero muy especialmente, en los que no está presente. En un
camino inverso al que hacía Fernando Franco en La
herida (2013),
donde la cámara no se separaba de Marian Álvarez, aquí el retrato
se hace desde un muy respetuoso segundo plano.
Estamos
ante uno de los grandes representantes del cine independiente
estadounidense. Pero el auténtico, el que hereda la esencia de los
pioneros. El cine de Dan Sallitt habla de relaciones, y lo hace desde
una humanidad tal que le permite afrontar temas muy delicados sin que
le tiemble el pulso lo más mínimo. Con un discurso repleto de
coherencia, en Fourteen nos entrega una de las obras más bellas (y
también dolorosas) sobre la amistad y sus vicisitudes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario