Crónicas: Venecia 2019 (X)

Por Paulo Campos

Viernes en Venecia, último día de presentación de películas en competición. Y no sé si la organización es tan poderosa como para que la lluvia llegue al Lido, duchándonos a todos a las salidas de las salas (en una clarísima indirecta a Johnny Depp, que visita hoy la Mostra). Así, entre lágrimas meteorológicas, paso mi última jornada en el Festival, esperando que al menos la calidad de las películas en exhibición sea bastante mejor que el paupérrimo nivel de esta segunda semana de concurso.

La mafia non é piu quella di una volta (Franco Maresco. Italia, 2019)

Sección Oficial

Auténtica fiesta el pase del documental italiano. sobre todo para los locales, que reían sin parar las ocurrencias de los protagonistas del documental,, mientras el resto notábamos una dificultad mayor a la hora de entender todo el subtexto y de entender, sobre todo, quÉ pintaban allí aquellas personas. No me malinterpretéis, el documental es muy divertido y se entiende bien, pero sÍ es complicado algún chiste más local, esos acentos, esa forma de hablar. Pero bueno, el documental sí es digno de verse, aunque me queda más la duda de si es digno de una sección oficial.

Básicamente, y con el trasfondo del 25 aniversario del asesinato del Juez Falcone y Paolo Borsalino en Palermo, un productor de poca monta (¿en serio, este señor existe y es así de verdad?) organiza un espectáculo para rendirles homenaje en una de los barrios de la periferia de la ciudad siciliana. En ese espectáculo todo es caspa, empezando por el propio productor, un director completamente ido y unos artistas dignos de estudio.

La pega que le puedo poner es que Maresco, en una superioridad intelectual manifiesta, hace gala de ello y no duda en utilizarla para reírse, criticar e incluso adoctrinar a sus protagonistas, adoptando el rol de una especie de Jordi Estadella presentando El Semáforo. Así da hasta palo reírte de ciertos personajes que por allí pululan. Como un “cantante” que aparentemente sobrevivió a un accidente de coche, porque en sueños se les aparecieron los asesinados y ahora dedica su vida a la canción (del mismo modo que de ella vive Cañita Brava), para terminar sabiendo que es simplemente un enfermo mental. Otra señora que quiere bailar, porque le gusta dar vueltas. El friki de turno ataviado con banderas... En fin, una serie de figuras que ríete tú de Torrente. Todo ello con la denuncia de que hoy en día en Palermo aún pocos son capaces de gritar en contra de la mafia, porque por mucho que lo intenta el director ninguno de sus “invitados” es capaz de criticar ni una actividad mafiosa.

En fin, que pasamos un rato agradable, con un poco de sentimiento de culpa por reírme de gente que no lo merece. Pero chico, en Italia se ve que no hay tanto problema con lo políticamente incorrecto o es que Telecinco aún tienen más implantación que en España.

Wainting for the Barbarians (Ciro Guerra. Estados Unidos, 2019)

Después de una semana vagando por el desierto, en cuanto a calidad de las películas, tuvo que venir Ciro Guerra (en su primera incursión en el cine norteamericano) para sacarnos del hoyo en que los programadores nos habían metido, en su afán por acumular en la primera semana para que verdaderamente las películas generen comentarios en Venecia antes de que se paseen por los festivales de Telluride, Toronto y demás.

Confirmamos también que Ciro Guerra no se ha vendido, después de Pájaros de verano y la nominada al Oscar El abrazo de la serpiente. La película que presenta no escapa a sus grandes preocupaciones, sobre todo una de ellas: el imperialismo, el colonialismo y la relación entre un bando y otro. Lo hace en una película en la que nos expone las diferentes cara de una moneda de comportamiento imperialista. Está la amable, la que pese a ocupar y anexionar territorios a los indígenas, lo hace con relaciones más o menos cordiales. Y la cara bélica, que recurre a la tortura, al trato como inferiores a los locales. Esta dualidad la representa en primer lugar Mark Rylance (qué buen actor es este hombre) como el encargado del asentamiento, respetado por todos, incluso los colonizados; mientras Johnny Depp y Robert Pattinson (estupendo cada uno de ellos, en papeles más pequeños) como los torturadores, los asesinos y finalmente los cobardes.

Así, cierra la sección oficial una película de jurado, que podría gustar mucho a su presidenta. Y pese a ubicarla en los años medios de la centuria pasada, es de una actualidad abrumadora. Y acierta en obligar a reflexionar al espectador en cómo de diferente es el mundo de hoy al que vemos criticable y caduco cuando echamos la vista a esos años de entreguerras y de imperialismo destructor. Así mola terminar un festival, ¡coño!

Hava, Maryan, Ayesha (Sahraa Karimi. Afganistán, 2019)

Orizzonti

También fue hoy el turno de mi última película de Orizzonti. Era esta producción afgana que plantea la historia de tres mujeres (no hay que ser muy listo para que título no te diera una pista) que comparten embarazo y que funciona como débil nexo de unión entre tres historias, que bien podrían ser tres cortometrajes, que además de enseñarnos la situación de la mujer en el país, nos habla de machismo, empoderamiento femenino, tradiciones, terrorismo, … temas muy recurrentes en la filmografía afgana.

La película, que si bien es interesante en su planteamiento y temática, no profundiza en exceso en las historias de sus mujeres, quedándose en una superficie que a estas alturas del cuento apenas aporta nada que no sepamos. Además, su forma de presentación en esos tres cortos no ayuda a verla como un todo, sino un intento de denuncia que se queda plano y con poca garra. porque el trabajo en la dirección es bastante pobre y su registro técnico demasiado común para rescatarla entre tanta película.

Y así acaba mi Festival, una edición de un nivel medio correcto en sección oficial (sobre todo en la primera semana espectacular) y un peldaño abajo con respecto al año pasado en la sección Orizzonti, porque había un par o tres muy buenas películas, pero el nivel ha brillado por su ausencia en el resto. No sé por dónde saldrán los jurados, pero puedo poner alguna de mis preferencias, que quedarán en nada, porque cuando se lea esta crónica ya se conocerán los resultados oficiales. Así:

Sección oficial:

Sin duda, mi película favorita ha sido Marriage Story. Si por mi fuera, recogería premios a película, dirección, actor, actriz y guión. Aunque quizá exagero, y diré que por merecimiento Joaquin Phoenix debe empatar al menos con Adam Driver. No me importaría, y anda que no iba a tener publicidad el jurado con un León de Oro para el Joker de Phillips. Pero quizá habrá que añadir a esas favoritas el J'accuse de Polanski, la propia Waiting for the Barbarians de Guerra o el Martin Eden de Pietro Marcello como máxima favorita del público italiano

En cuanto a las actuaciones, hay mucho nivel entre ellos. No tanto entre ellas, que salvo Scarlett Johansson y Eliza Scalen, no hay mucho más. A no ser que la Deneuve sea otra vez premiada o que de rebote Arianne Ascaride destaque mucho en los votos del jurado. Ellos, en cambio, tienen un cuarteto excelente con Driver, Phoenix, Rylance y Luca Marinelli. No podría reprochar, más que echar de menos a los otros, si gana cualquiera de ellos.

Orizzonti:

Aquí no tengo duda. Para mí, la mejor película de esta sección (y de las mejores de todo el Festival) ha sido la ucraniana Atlantis, que debería de ganar como película y dirección. Pero también rescato a Blanco en blanco, del hispanochileno Théo Court, la encantadora y agridulce Mes jours de glorie (que fácilmente podría darle a Lacoste el premio como actor) y la dura, pero celebrada, A son. Ojo a las opciones de la italiana Sole y a las grandes posibilidades de ver a Marta Nieto como mejor actriz por Madre.

Hasta aquí mis crónicas diarias de Venecia 76. La próxima será para comentar lo que ha dicho el jurado y de cuantísimo odio a Martel. O si, por el contrario, me ha hecho caso a todo lo que le dije mentalmente mientras compartimos sala de visionado. ¡Bicos a todas!