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domingo, 8 de septiembre de 2019

Crónicas: Venecia 2019 (Palmarés)


Por Paulo Campos


Tanta miedo había con lo que Lucrecia Martel podría decidir, y al final va y es una de los nuestros. En la crónica de ayer me aventuraba a decir lo que supondría, a nivel publicidad para la Mostra de Venecia, un León de Oro para una película como el Joker. Y mira, no me equivoqué demasiado, porque twitter (ese mundo virtual donde se genera tráfico aparentemente real pero que es mucho más acotado de lo que nos creemos) ardió cuando la presidenta del jurado gritó “Joker”, anunciando que era la ganadora de la 76 edición del festival de cine más antiguo del mundo. Una película de superhéroes, una película de estudio y una película para el público, se hacía con el galardón esencialmente pensado para cine de autor. Un bomba, una de las que el propio Joker se sentiría orgulloso. Los perdedores eran de nuevo los ganadores.


Al final el palmarés, como todos, mezcla aciertos y errores. Quizá lo más sobresaliente sean los premios a película, empezando por la de Phillips como la mejor que se ha visto esta semana y acabando con la segunda plaza -o Gran premio del Jurado- para J'accuse de Polanski; confirmando el talento del francés para recrear una historia que conmocionó Francia, sobre un hombre inocente acusado públicamente (no era muy difícil ver identificación aquí). Tampoco es discutible (una vez que Phoenix ya no podía ganar al hacerlo la película) la Copa Volpi a Luca Marianelli, lo mejor (de largo) de Martin Eden y el correspondiente premio italiano de parte del jurado. Compro también que Roy Andersson sea nombrado mejor director, su Om det oändliga me gustó mucho y premiar un estilo único, original y un cine esencialmente festivalero no me parece descabellado. Hasta aquí, las buenas noticias.

La mala, la peor, es el olvido voluntario -vaya a saber usted las razones- de Marriage Story en el palmarés. Ocupadas las otras plazas, Johansson como actriz o el guión de Baumbach eran dignos de premio, pero se ve que no había ganas de que Netflix volviera a comandar un palmarés. En vez de esto se inventan que el guión de Nº 7 Cherry Lane, la peli de animación hongkonesa, merece ser premiada por un guión genérico. O que la buena de Arianne Ascaride (que sí, que en Gloria Mundi es lo mejor) merece premio por delante de otros personajes de más poso y verdaderamente fundamentales en la película. También me parece exagerado el Premio Especial del Jurado para La mafia non è piu quella de una volta, que es simpático y crítico, pero no merece figurar entre lo mejor visto.

Venecia 76 quedará marcada por el triunfo Joker y el olvido del demás cine americano, porque tanto Baumbach como Waiting for the Barbarians sí merecían figurar entre los premiados. Una por otra, nos damos por contentos, parece que el territorio de premios de Marriage Story será en los premios americanos, donde debería optar a todo.
Igual de contento que con la ganadora absoluta lo estoy con la de Orizzonti, porque ganó la mejor, la que tenía que hacerlo. La Atlantis de Vasyanovych es una maravilla y merecedora de todos los halagos. Igual de contento me ponen los premios españoles de esta sección: la de Théo Court como director de Blanco en blanco y la de una estupenda Marta Nieto, directa al Goya, por su interpretación en Madre. También me parece justo el triunfo de Sami Bouajila como mejor actor por la muy estimable A son. Luego ya, el premio a Verdict como Premio del Jurado me parece evitable, pero no me molesta demasiado. Como sí lo hace el premiar el guión de Revenir, donde no se cuenta nada ni de buena manera. Me sobra, pero vamos, un palmarés modélico para una sección que tampoco ha sido la de más calidad del mundo.

Hasta aquí el palmarés, del que ya comenté en cada película lo que merecía llevarse. Simplemente decir que he disfrutado, me he cansado, no me he dormido y he adelgazado en estos 12 días de festival, donde compartí vida con críticos, más o menos famosillos y es de agradecer el buen rollo que hay entre la profesión. Aprovecho además para presentar mi admiración y mi apoyo absoluto a dos genias como Pepa Blanes y María Guerra, el recrear en sus carnes lo que yo llamo crítica personalizada inmediata, el linchamiento que sufren por hablar del Joker, recreando perfectamente la película en el Lido, en un teatro inmediato cuyos guionistas, esos ofendiditos en plan Zola (pero sin razones), acusando sin más argumentos que el “yo digo”. Y así estamos.

Gracias por leerme, si es que hay alguien ahí y nos leemos por twitter o por la vida real. ¡Un bico!

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