Child's Play (Francia-Canadá-Estados Unidos, 2019).
Dirección: Lars Klevberg.
Intérpretes: Aubrey Plaza, Brian Tyree Henry, Tim Matheson, Gabriel Bateman, David Lewis.
Guión: Tyler Burton Smith, sobre los personajes creados por Don Mancini.
Música original: Bear McCreary.
Fotografía: Brendan Uegama.
Montaje: Tom Elkins, Julia Wong.
Idioma: Inglés.
Duración: 90 minutos.
El juguete vuelve a la carga
Por Manuel Barrero Iglesias
Puede parecer que la premisa sobre la que se edifica este nuevo Chucky sea del todo absurda. De hecho, lo es (y, en realidad, poco importa), pero no menos que la original de Don Mancini. Y dejemos claro desde el principio que el componente sobrenatural de aquella tiene más encanto que la enésima vuelta a la amenaza tecnológica de esta revisión. Con la saga creada por Mancini aún viva (Cult of Chucky es de 2017), hay quien ha decidido hacer renacer al muñeco sin contar con su creador. Mancini había conseguido sobrevivir a los tiempos, reinventándose con vueltas de tuercas cada vez más locas y descacharrantes. Pero es la era de los reboot, así que a pesar de la buena forma que mantenía Mancini, ya tenemos en circulación a otro Chucky paralelo.
Como decíamos, la actualización del mito se efectúa a través del tópico tecnológico. Este es el aspecto menos estimulante del film, que vuelve con la cansina cantinela de lo mala que es la inteligencia artificial en manos de unos humanos cada vez menos conectados a sus semejantes. Lo de siempre. Sí es un acierto el desarrollo de Chucky, quien hace el mal creyendo que está haciendo el bien, en un giro que le da un toque más siniestro al personaje. Ya que la campaña promocional del film ha hecha tantas referencias a Toy Story, podríamos decir que este Chucky es el reverso macabro de Buzz Lightyear.
Y aunque la modernización llega por un lado, los creadores saben mantener las dosis necesarias de nostalgia. El joven protagonista con es el que es fácil identificarse y ese tan ochentero grupo de amigos, que introduce la novedad (ya casi obligada) de personaje femenino más fuerte y cool que los masculinos. Pero todos ellos funcionan bastante bien, al contrario de lo que ocurre con los adultos, algunos desaprovechados (Aubrey Plaza o Trent Redekop) y otros anodinos (David Lewis o Carlease Burke).
Pero Muñeco diabólico acaba saliendo airosa gracias a su autoconsciencia, manejando con soltura los resortes de la comedia macabra y el terror sangriento. Como buen slasher, se hace esperar en sus muertes, que dosifica con inteligencia y son filmadas con cierto garbo. También a la vieja usanza, la carne en el asador se pone en un clímax final que deja un buen sabor de boca, gracias al glorioso festín en el que se convierte ese centro comercial. Así que no, no supera el encanto del original, pero sí es más que solvente como entretenimiento para los amantes del género.
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