Voy a proponer una idea, ¿qué tal si olvidamos completamente el año 2018 en cuánto a lo cinematográfico? Recién terminada la carrera Oscars 2018 en febrero de 2019, más nos vale pasar página y desprendernos de una relación tóxica con el cine como la que tuvimos este año. Marcarnos un Aiteda, básicamente. El punto culminante lo dio la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas con una ceremonia de saldo en la que coronó a las películas más mediocres, por no decir puta mierda, del año. La Academia añadió mil votantes nuevos de distintas razas, procedendias, culturas y personalidades para acabar dando el Oscar a la mejor película a Green Book. Manda huevos
Pero veamos, esto es lo que ha dado de si una ceremonia sin presentador/a, en la que algunos de los “ayudantes” parecían estar preparando su candidatura para que el año que viene sí tengamos un conductor. Porque es verdad que ahorramos tiempo, pero queda todo tan impersonal como las películas de Bryan “nadie sabía que era un puto pervertido” Singer. Prefiero pecar de exceso y de errores en la presentación que vivir una ceremonia donde los momentos más reseñables sean los que no se están produciendo.