King
of thieves (Reino Unido, 2018).
Dirección:
James Marsh.
Intérpretes:
Michael Caine, Jim Broadbent, Tom Courtenay, Ray Winstone, Charlie
Cox, Michael Gambon, Paul Whitehouse, Francesca Annis.
Guión:
Joe Danny Cohen.
Música
original: Benjamin Wallfisch.
Montaje:
Jinx Godfrey y Nick Moore.
Idioma:
Inglés.
Duración:
108 minutos.
Codicia en la tercera edad
Por David Sancho
Basada en una historia real, nos cuenta
como un grupo de ladrones ya retirados se vuelve a juntar para llevar
a cabo un gran golpe en una joyería londinense.
James Marsh, director de La teoría del
todo, se hace con un elenco de altura encabezado por Michael Caine
para narrar este drama de robos con tintes de comedia que vendría a
ser como una versión senior de Ocean's Eleven.
El golpe no tiene mucha enjundia. Al
estar basado en hechos reales no hay giros de guión inesperados o
escenas espectaculares, por lo que el director se centra en dar peso
a la senectud de sus personajes y a como sus achaques les condicionan
a la hora de seguir siendo criminales profesionales. Muchos chistes
sobre enfermedades asociadas a la edad que por lo general no son
excesivamente graciosos, principalmente porque están ya más que
vistos. También alguna reflexión sobre el papel de los mayores en
los tiempos actuales y el duelo por la pérdida de seres queridos,
pero nada lo suficientemente profundo como para subir el nivel de la
cinta.
Obviamente el reparto es lo más
atractivo de la película, todos están bien, pero eso no creo que
vaya a ser algo que atraiga al gran público, el cual se suele
decantar por las estrellas de hollywood del momento. Además, el
hecho de que sea una película de robos del montón, que no destaca
más que por su reparto, no ayuda.
Todo es bastante rutinario, se ve con
agrado pero con la vista puesta en el reloj. No sufrimos pero no nos
importaría que se acabase para poder seguir con nuestras vidas. No
hay profundidad dramática o diversión suficiente como para que nos
impliquemos en exceso. No estamos incómodos en el cine pero no hay
nada que llame especialmente nuestra atención.
Una película de robos en la que el
robo no consigue interesar y una comedia en la que los chistes no
tienen demasiada gracia. Por lo tanto una película que lo apuesta
todo a su excepcional reparto, el cual no hubiese reventado
las taquillas hace cuarenta años y no es previsible que lo haga a
estas alturas de la vida.
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