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martes, 30 de octubre de 2018

Crónicas: Nocturna 2018 (IV)


Por Manuel Barrero Iglesias


La última jornada comenzó con la lectura del palmarés. Nos atrevemos a decir que la calidad media de este año es la de mayor altura en sus seis ediciones. Desde el año pasado, y con la salida de Luis Rosales de la organización, el festival ha cambiado su política. Ha pasado a celebrarse en octubre, en lugar de hacerlo en mayo, y el gran grueso de la programación ha pasado por Sitges (cosa que antes no sucedía). Esta circunstancia hace que el certamen pierda en personalidad, pero gane mucho en calidad. 

Así que era fácil este año elaborar un palmarés más que decente. Había unas cuantas películas dignas de ser distinguidas como la mejor, y Ghostland era una de ellas. Quizás el doble premio (también ganó el de dirección) sea excesivo, pero tampoco se puede considerar injusto. Nos hubiera gustado que Piercing, la propuesta de más personalidad a competición, hubiera estado en uno de estos premios, aunque al final se conformó con el de mejor actor para Christopher Abbott.
Un galardón merecido y que también podría haber conseguido su compañera de reparto, Mia Wasikowska. Pero el premio a la mejor actriz fue para Brittany Allen por su estupendo trabajo en What Keeps You Alive, una película que comienza de forma muy sugerente pero que se va entregando cada vez más a los brazos del sinsentido. Sin posibilidad de entrar en los de interpretación, resulta lógico el premio al guion para Mirai, mi hermana pequeña, que además consiguió el premio del público. Y si en los largometrajes el nivel fue alto, no podemos decir lo mismo del formato corto. De los que pudimos ver, muy pocos fueron satisfactorios (quizás fuera Mouras el único). El premio al corto nacional fue para Amancio, vampiro de pueblo, que al menos exhibe una falta de pretensiones que le hace ser algo más soportable que otros trabajos presentados. El internacional fue para Baghead, trabajo bien realizado y con cierta simpatía (especialmente por el personaje secundario), pero con un discurso un tanto troglodita.

Ya por la tarde, asistimos a la proyección de Muñeco diabólico, la creación del gran homenajeado de esta edición. Un encantador Don Mancini hizo el esfuerzo de dar su discurso en español con la consiguiente ovación del público. Por cierto, da gusto comprobar lo bien que ha envejecido una película cuyos efectos no han caído en el ridículo. Tampoco es nada desdeñable la narración de un film muy bien construido.
Y después de la gala de clausura, el plato fuerte del festival. Si La noche de Halloween fue una excelente opción como película de apertura, qué decir de Mandy como cierre del festival. Ya hemos hablado de la perezosa fiebre ochentera que se limita a la mera mimesis. No es el caso de la película de Panos Cosmatos, ambientada en aquella época y con un argumento típico de entonces (moteros, sectas y venganza), pero que nunca se limita a repetir esquemas. Al contrario, el director tiene un estilo muy definido que controla a la perfección. Su barroquismo visual contrasta con lo íntimo de un relato en el que predomina la contención. Una contención que no le podemos pedir a Nicolas Cage, del que Cosmatos aprovecha todo su histrionismo para poner el toque irónico que la historia de venganza necesita. Un inmejorable broche de oro para una gran edición de Nocturna.

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