Por Manuel Barrero Iglesias
Buena jornada de cine, con tres películas de un nivel más que aceptable. Muchos parecidos entre dos de los títulos, protagonizados ambos por una madre y sus dos hijas, y con sendos intentos de dar algo de variación a temas ya tratados infinidad de veces en el terror. Y un tercer film que quizás sea lo más estimulante visto este año en la sección oficial.
He's Out There (Quinn Lasher. Estados Unidos, 2018)
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¿Cómo escapar al tópico con un slasher en una cabaña en el bosque? He's Out There lo intenta a través de varios elementos diferenciadores. En primer lugar, los protagonistas. En lugar del grupo de adolescentes descerebrados, tenemos aquí a una madre y sus dos hijas pequeñas. Hay alguna esporádica aparición masculina, pero estamos ante una película muy femenina. Ahí tenemos otra variación, especialmente en su aproximación a la maternidad como fuerza superior. No es este un tema nuevo, precisamente, pero no es habitual situarlo en este contexto. Por último, hay que hacer referencia a la forma de crear tensión, muy sutil durante buena parte del film. Lasher recurre más a la incomodidad (los pasteles, los huevos) que al susto, y esa es la gran virtud de un film que en su tramo final se inclina más hacia los clichés clásicos del género. Pero no es nada desdeñable este trabajo que además cuida con esmero las interpretaciones de sus tres actrices.
Ghostland (Pascal Laugier. Canadá-Francia, 2018)Oficial
¿Cómo escapar al tópico en un film de invasión doméstica? Laugier lo hace a través de trucos que funcionan con bastante efectividad, dando dimensión a aquello de evadirse de la realidad. El buen pulso del francés consigue mantener la tensión de este relato clásico de lucha inocencia vs maldad pura. Y de nuevo, tenemos a una madre con dos hijas (en esta ocasión adolescentes) que tendrán que apoyarse unas a otras para salir del horror. El film muestra una sororidad muy bien introducida en el discurso. Recalcamos de nuevo la dirección de Laugier, que consigue combinar en armonía el horror con la fantasía, a la vez que mantiene sus trucos de guion en la esfera de lo aceptable para no convertirlo en tramposo.
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Aquí no hay tópico del que escapar, ya que se evita desde el principio. Pesce, que ya había llamado la atención con The Eyes of My Mother (2016), confirma que es una voz a tener muy en cuenta en el cine fantástico. Su cine tiene personalidad propia, y en Piercing eso se nota desde el inicio. La secuencia en la que el protagonista ensaya su crimen es de una maestría absoluta, y ya nos anticipa que estamos ante un film que romperá las expectativas que pudiéramos tener. Incluso dándonos la pista, el director se las apaña para sorprendernos en el desarrollo de unos personajes muy bien construidos. Gran trabajo también de Christopher Abbott y Mia Wasikowska, certeras elecciones de casting. Pequeñas notas de humor hacen aún más satisfactorio un film que quizás tenga su punto débil en una parte central algo menos inspirada.
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