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Peppermint (Estados Unidos, 2018).
Dirección: Pierre Morel.
Intérpretes: Jennifer Garner, Richard Cabral, John Ortiz, Juan Pablo Raba, John Gallagher Jr., Method Man, Tyson Ritter, Annie Ilonzeh.
Dirección: Pierre Morel.
Intérpretes: Jennifer Garner, Richard Cabral, John Ortiz, Juan Pablo Raba, John Gallagher Jr., Method Man, Tyson Ritter, Annie Ilonzeh.
Música
original: Simon Franglen.
Guión: Chad St. John.
Fotografia: David Lanzenberg
Montaje: Frédéric Thoraval.
Idiomas: Inglés y español.
Duración: 102 minutos.
Guión: Chad St. John.
Fotografia: David Lanzenberg
Montaje: Frédéric Thoraval.
Idiomas: Inglés y español.
Duración: 102 minutos.
Fascismo del malo
Por David Sancho
La nueva película del director de Taken es bastante parecida
a casi todas las anteriores, con la novedad de que ahora quien se encarga de
impartir justicia es una mujer. Jennifer Garner interpreta a una madre a la que
un grupo de traficantes de droga le quitan a su marido y su hija. Dado que la
justicia no hace nada, decide tomársela por su cuenta.
En sus películas anteriores, hombres con una formación militar
se enfrentaban a organizaciones criminales ellos solos. Aquí la cosa va un paso
más allá y es un ama de casa que en cinco años se prepara a sí misma para la
tarea a través de una especie de erasmus del crimen que la lleva a recorrer
Europa en busca de emociones fuertes que la conviertan en un arma mortal. Y
dicho y hecho, en cinco años se convierte en más mortal que todos los narcos de
Estados Unidos juntos. Pero bueno, es cine de acción descerebrado y estas cosas
se le pueden pasar por alto.
Al menos se puede si hay algo más, si la acción es novedosa o
especialmente espectacular, si las interpretaciones brillan por encima de la
media o técnicamente es soberbia, pero no se da ninguna de estas
circunstancias, sino que hay otros defectos que hacen que la película
naufrague aún más.
Como pasa en mucho del cine de acción, la película es
ideológicamente bastante reprobable. Típica historia de una persona que decide
tomarse la justicia por su cuenta y ejecutar a todos los que han tenido que ver
con un crimen que le afecta. Se hace apología de la pena de muerte mientras la
opinión pública la aplaude; y ella se viene arriba y acaba hasta golpeando y
amenazando de muerte a otras madres de compañeras de colegio de su hija
fallecida que fueron malas con ellas. Y el director espera que también seamos
cómplices de ello y soltemos alguna risita.
Al final se trata de un gran combo de desfachatez y fascismo
rancio que debería pasar desapercibido para no llenar de ideas raras las
cabezas de la juventud. Esperemos que así sea.
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