El
ángel (Argentina,
2018).
Dirección:
Luis Ortega.
Intérpretes:
Lorenzo Ferro, Chino Darín, Mercedes Morán, Cecilia Roth, Daniel
Fanego, Peter Lanzani, Malena Villa.
Guión:
Sergio Olguín, Luis Ortega y Rodolfo Palacios.
Fotografia:
Julián Apezteguia.
Montaje:
Guille Gatti.
Idiomas:
Español.
Duración:
117 minutos.
Este chico es un
demonio
Por David Sancho
Cuenta la historia real de Carlos, uno
de los criminales más famosos de la historia de Argentina. Según se
narra en la película, es una persona que desde pequeño sintió la
necesidad de robar.
La película nos cuenta su historia
desde que comienza a cometer delitos medianamente serios hasta que se
acaba su actividad delictiva. A la vez que se nos cuentan sus
andanzas en el mundo del crimen, se intenta realizar un retrato
complejo del personaje, especialmente de su sexualidad.
Luis Ortega narra la historia con
velocidad de crucero. No es una película lenta, pero tampoco se
acelera en ningún momento. La verdad es que en ese sentido es un
biopic de libro. Y como suele pasar en la mayoría de los biopics, el
querer mostrar demasiadas facetas del personaje, hace que no se
profundice lo suficiente en ninguna de ellas. Una vez acabada la
película te quedas con la sensación de no entender al personaje, ya
que los motivos que le llevan a convertirse en un criminal no están
bien desarrollados, y su supuesta homosexualidad es tocada también
de soslayo.
Carlos es presentado como un ser
totalmente amoral, un psicópata sin remordimientos. Muestra cierto
apego hacia otros seres humanos, pero igual que lo tiene lo deja de
tener. En este sentido la película resulta excesivamente
esquemática, lo cual hace que el desarrollo del personaje no sea muy
creíble, y si el personaje en cuestión era así realmente, no nos
dan explicaciones suficientes como para creérnoslo.
Los actores están moderadamente bien
todos ellos, pero tampoco hay nada especialmente destacable. Lorenzo
Ferro se muestra tan poco expresivo como su personaje, nada malo ahí,
y Chino Darín cumple sin más.
Su mayor virtud es aportar la dosis
adecuada de sentido del humor y absurdo, haciendo el conjunto mucho
más llevadero, pero aun así se echa en falta profundidad en un
guión que deja la película coja y desperdicia la oportunidad de
hacer algo verdaderamente grande.
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