8/10
Zimna wojna (Polonia, 2018).
Dirección: Pawel Pawlikowski.
Intérpretes: Joanna Kulig, Tomasz Kot, Agata Kulesza, Borys Szyc, Cédric Kahn, Jeanne balibar.
Guión: Pawel Pawlikowski, Janus Glowacki.
Fotografia: Lukas Zal.
Montaje: Jaroslaw Kaminski.
Idiomas: Polaco, francés, alemán, ruso, italiano y croata.
Duración: 88 minutos.
Dirección: Pawel Pawlikowski.
Intérpretes: Joanna Kulig, Tomasz Kot, Agata Kulesza, Borys Szyc, Cédric Kahn, Jeanne balibar.
Guión: Pawel Pawlikowski, Janus Glowacki.
Fotografia: Lukas Zal.
Montaje: Jaroslaw Kaminski.
Idiomas: Polaco, francés, alemán, ruso, italiano y croata.
Duración: 88 minutos.
Enérgica sencillez
Tras la excelente Ida, Pawlikowski nos entrega una historia de amor durante la guerra fría que une a una cantante y a un compositor y pianista en tiempos difíciles.
El director polaco narra con suma elegancia una historia de amor tortuosa, es de esas que no se entienden si no es con intensidad máxima, una relación de la que uno tiene que alejarse temporalmente para poder recobrar fuerzas y posteriormente poder volver a ella con energías renovadas. Una relación que se escapa al control de sus protagonistas, los cuales se mueven por impulsos y no pueden hacer más que aceptar las consecuencias.
Todo esto es contado con mucha calma, con planos fijos y sencillos travellings. La cámara se muestra pausada mientras la locura se desata frente a ella. Locura que encarna Joanna Kulig a la perfección con una interpretación llena de fuerza, delicadeza y tristeza.
La dirección de Pawlikowski es precisa y el montaje excepcional, haciendo que a la película no le sobre plano alguno y que tenga una enorme capacidad de atraer al espectador sin artificios. Rodada en blanco y negro y con un formato 4:3, parece querer hacer su película aún más complicada de vender, pero si tan bien le funcionó la última vez, es normal que no quiera abandonarlo.
Hay que reconocer que no cuenta nada nuevo ni lo hace de manera novedosa, pero sus méritos van más allá de ello, puesto cuenta una historia con la que todos podemos empatizar, algunos podrán hasta sentirse identificados, gracias a, como ya he dicho, a su sutil dirección y maravillosos actores.
Se trata de una película pequeña que, sin duda, se va a ver beneficiada por el gran éxito que obtuvo a nivel mundial su predecesora. Resulta imposible saber si la gran acogida que está teniendo Cold War hubiese sido la misma si hubiese sido estrenada antes que Ida, pero de lo que no cabe ninguna duda es de que está totalmente merecida.
El director polaco narra con suma elegancia una historia de amor tortuosa, es de esas que no se entienden si no es con intensidad máxima, una relación de la que uno tiene que alejarse temporalmente para poder recobrar fuerzas y posteriormente poder volver a ella con energías renovadas. Una relación que se escapa al control de sus protagonistas, los cuales se mueven por impulsos y no pueden hacer más que aceptar las consecuencias.
Todo esto es contado con mucha calma, con planos fijos y sencillos travellings. La cámara se muestra pausada mientras la locura se desata frente a ella. Locura que encarna Joanna Kulig a la perfección con una interpretación llena de fuerza, delicadeza y tristeza.
La dirección de Pawlikowski es precisa y el montaje excepcional, haciendo que a la película no le sobre plano alguno y que tenga una enorme capacidad de atraer al espectador sin artificios. Rodada en blanco y negro y con un formato 4:3, parece querer hacer su película aún más complicada de vender, pero si tan bien le funcionó la última vez, es normal que no quiera abandonarlo.
Hay que reconocer que no cuenta nada nuevo ni lo hace de manera novedosa, pero sus méritos van más allá de ello, puesto cuenta una historia con la que todos podemos empatizar, algunos podrán hasta sentirse identificados, gracias a, como ya he dicho, a su sutil dirección y maravillosos actores.
Se trata de una película pequeña que, sin duda, se va a ver beneficiada por el gran éxito que obtuvo a nivel mundial su predecesora. Resulta imposible saber si la gran acogida que está teniendo Cold War hubiese sido la misma si hubiese sido estrenada antes que Ida, pero de lo que no cabe ninguna duda es de que está totalmente merecida.
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