"Escribir es siempre una tarea muy ardua y desagradecida"
Escritor, productor y director. Gonzalo Bendala (Sevilla, 1978) lleva ya quince al pie del cañón audiovisual. Guionista de los cuatro cortometrajes que dirigió hasta 2011, debuta en el formato de larga duración con Asesinos inocentes (2015), thriller protagonizado por Maxi Iglesias y Aura Garrido. Tres años después estrena su segundo largometraje, una tensa película que intenta subvertir las reglas del cine perseguidor-víctima. Mientras, tiene tiempo de participar como productor en cintas tan interesantes como Els nens salvatges (2012), The Extraordinary Tale of the Times Table (2013) o Quién te cantará (2018). A propósito del estreno de Cuando los ángeles duermen, entrevistamos al director andaluz.
Por Manuel Barrero Iglesias
-Imagino que el rodaje debió ser muy exigente. Tanto por las horas en las que se filmaba (casi siempre por la noche), como por la dureza física. Me gustaría saber cuáles fueron las mayores dificultades que encontrasteis, tanto a nivel técnico como actoral.
A nivel técnico la principal dificultad fue sin duda la iluminación, ya que rodábamos en el campo de noche y en las localizaciones era todo oscuridad, puesto que no había más luz que la que pusiéramos nosotros. Además el planteamiento que hicimos consistía en muy pocos puntos de luz, ya que intentamos en todo momento ser muy realistas y no añadir más iluminación que la que debería haber en la realidad: la luz de la luna, los faros del coche, las pantallas de los teléfonos...
A nivel actoral, el rodaje fue muy duro a nivel físico debido a que hay bastantes escenas de acción, pero la mayor dificultad para los actores fue la de tener que soportar la presión psicológica de interpretar a unos personajes expuestos al límite de sus emociones once horas al día durante cinco semanas seguidas.
-En cuanto al reparto, junto a dos consagrados como Julián Villagrán y Marian Álvarez, encontramos a la joven Ester Expósito. ¿Cómo fue el proceso de casting para elegirla? ¿Y cómo trabajaste el personaje con ella? Un personaje que es bastante complicado, ya que está siempre al límite.
Fue verdaderamente duro y difícil tomar la decisión. Hay mucho nivel. Las directoras de casting Ana Sainz-Trápaga y Patricia Álvarez de Miranda hicieron pruebas a unas trescientas actrices jóvenes de este país. Tras superar tres pruebas diferentes (una de ellas con Julián Villagrán) la elegida fue Ester Expósito. Posteriormente me enteré de que de todas las actrices presentadas fue la primera que hizo la prueba. Esto no fue del todo casual, ya que tanto Ana como Patricia llevaban tiempo siguiendo su progresión y pensaron que podía haber llegado su momento.
Una vez elegida, Ester y yo nos reunimos para hacer una lectura del guion tratando de poner en común las motivaciones de su personaje en cada momento del texto, comprendiéndolo, sintiéndolo. Lo bueno de hacer una película tan visual es que, tras superar las tres pruebas de casting, Ester prácticamente se sabía todos los diálogos de la película. Lo malo, sin embargo, es que los ensayos fueron muy difíciles: aunque el texto lo tenía bastante controlado, toda la parte de acción física quedaba siempre muy abierta, ya que es complicado darlo todo a nivel físico cuando no se está en situación. En cualquier caso, tengo que decir que fue muy fácil trabajar con ella porque, aunque para Ester es su primer largometraje, parece que lleva toda la vida dedicándose a esto.
-Resulta interesante esa vuelta de tuerca al tema del perseguidor y la víctima, aunque a veces da la sensación de que es difícil sostener en el tiempo esa continua lucha entre ambos personajes. ¿Le diste muchas vueltas al guion para hacer creíble la situación?
Le di muchísimas vueltas. He llegado a hacer veintiséis versiones de guion. Ha sido una labor de muchos años explorando la psicología de los personajes, tratando de huir de esquemas repetitivos y buscando la incorporación de escenas que insuflaran algo de aire fresco entre tanta secuencia nocturna.
-¿Temes que alguien pueda interpretar que la película justifica la violencia ejercida por el hombre sobre la mujer? Pudiera parecer que el protagonista, con el que claramente se busca la empatía, es empujado a actuar como lo hace.
La película no pretende justificar absolutamente nada. Es cierto que hay mucha violencia, pero se da en ambos sentidos. Germán y Silvia son dos personajes golpeados por la vida y ambos sufren mucho a lo largo de toda la noche. Independientemente de cómo se comportan en la película, siempre hay una solución no violenta. La cuestión que debe plantearse el espectador es si estamos dispuestos a asumir sus consecuencias o no.
-Aunque también podría caber la interpretación opuesta. La imagen del hombre como ser peligroso para la mujer está tan enraizada porque se ha ganado a pulso. Y al final, hasta un hombre “bueno” es incapaz de encontrar una solución al conflicto que no sea la violencia.
Es interesante esa lectura también. Lo que está claro es que creo que genera debate.
-Este es tu segundo largometraje. Me gustaría saber qué aporta la experiencia. ¿Hay algún error que cometieras y que hayas conseguido evitar? ¿Alguno que hayas vuelto a cometer?
La experiencia me ha aportado plantear el rodaje de una forma menos cerrada y más libre a la hora de planificar, decidir encuadres o movimientos de cámara. Mi error en la anterior película fue pretender tenerlo todo controlado y estudiado al milímetro y luego tener que enfrentarme a las limitaciones propias de un rodaje: tiempo y presupuesto, principalmente. Este cambio de actitud por mi parte me ha permitido un mayor disfrute del momento y muchas menos frustraciones. En ambos casos me llevo la experiencia de haber trabajado con grandísimos actores.
-Ambos largometrajes son thrillers, ¿para el próximo te gustaría repetir de nuevo o preferirías probar otro género (como ya has hecho en los cortometrajes)?
Sí que me gustaría explorar otros géneros, pero posiblemente me mantenga en el thriller al menos una película más. En cualquier caso, creo que las dos películas que he dirigido son muy diferentes en cuanto a tono y público objetivo. Que la nueva película continúe encuadrada en los códigos del thriller no significa que no vaya a explorar nuevas vías narrativas.
-¿Hasta qué punto has tenido el control creativo en ambos trabajos?
En los dos me he sentido muy libre, la verdad sea dicha, aunque uno siempre es esclavo del presupuesto y de las fuentes de financiación que hacen posible la producción de las películas. Lo que sí es cierto es que Marta Velasco, mi productora, siempre ha apoyado mis ideas y eso, lógicamente, es muy de agradecer.
-En esta ocasión, eres el guionista único de la película. ¿Qué diferencias encuentras con respecto a la co-escritura?
Escribir es siempre una tarea muy ardua y desagradecida, al menos ésa es mi experiencia. Por eso cuando la labor se comparte se hace todo mucho más llevadero. Aunque escribir solo pueda parecer que te da una mayor libertad, lo cierto es que es muy fácil quedar estancado y se agradece mucho cuando el guion avanza gracias a ideas ajenas.
-Llevas ya muchos años en el audiovisual, en distintas facetas. A pesar de la crisis, parece que el sector en Andalucía sobrevive en bastante buena forma (dentro de lo posible). ¿Cómo ves el panorama desde tu perspectiva?
Andalucía es hoy día un gran plató cinematográfico: hay muchos técnicos cualificados, empresas de servicios de primer nivel, buen clima y una gran variedad de localizaciones, como han sabido apreciar importantes producciones nacionales e internacionales.
Por otro lado, las instituciones locales tienen muy buena predisposición para apoyar el sector, pero faltan recursos, igual que en el resto del país.
Sin embargo, en mi opinión lo más preocupante es que resulta muy difícil encontrar productores andaluces que cuenten con el respaldo de los grandes grupos de televisión nacionales, lo que dificulta mucho las posibilidades comerciales de las producciones que nacen desde Andalucía.
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