Por Paulo Campos
Tengo el orgullo y el inmenso placer de presentar mi primera crónica de un Festival de cine, y nada menos que el más antiguo del mundo: el Festival de Venecia; y, por supuesto, no lo voy a hacer a la manera de otros, van a seguir teniendo mi sello. Así pues, no esperéis críticas sesudas que tengáis que leer tres veces para entender un párrafo, serán cosas sencillitas.
Como tendré tiempo, iré explicando cositas sobre el funcionamiento de Venecia, o anécdotas que me vayan pasando, como que la primera película que intento ir a ver es Mi obra maestra de Gastón Duprat y van y como mi pase de prensa tiene color naranja que, como todos sabemos, va detrás del rojo y del azul, me quedé fuera. Pensando que todo iba a ser así me planté una hora antes de que empezara la segunda, en una sala más grande, y ya sí.
De momento os cuento cositas de estas películas, una de la Orizzonti y las otras de sección oficial y por supuesto, como encargado vitalicio de la Carrera a los Oscar sabéis que no me voy a poder resistir a hablar de las posibilidades que hay de ver a alguna de estas pelis pasearse por mis artículos de diciembre.
Sulla mia pelle (Alessio Cremonini. Italia, 2018)
Orizzonti
Comencé mi periplo por el Festival de Venecia en la Sala Dársena, donde tuvo lugar la presentación al público de esta película, muy esperada por tratarse de unos hechos que tuvieron repercusión en la prensa italiana hace ahora 10 años, cuando ocurrió lo que se nos denuncia en el film. Había ya en el ambiente ganas de que gustase, pensé que era lo que se siente en un Festival tan grande. Pero no, había un complot en el aire para apoyar esta película desde el minuto cero. Allí estaban también los intérpretes de la película, Alessandro Borghi y Jasmine Trinca como cabezas de cartel, y el propio director. Y claro, todo estaba plenamente conjuntado para que al final público en pie, siete minutos de aplauso y actores emocionados. Todo perfecto, menos una cosa insignificante: yo, allí solito sin entender qué es lo que había gustado gustado de aquel telefilme, rodado como si fuera una peli indie de dos dólares de presupuesto. Vamos a ver, coño, es una historia vista mil veces, chico regulero en el pasado en camino de redimirse y ser bueniño, lo pilla la Poli con droga, le dan una saca de hostias y luego él que es muy luchador no dice nada y muere. Punto. Eso sí, rodado a veces cámara en mano y con, eso es verdad, la ayuda de Borghi, que es de lejos lo mejor de la película. Luego están los padres sufridores que tienen esas tres secuencias que tú te imaginas que van a venir. Sí, discusión, por mi hijo mato y lloro de rabia porque murió. Todo ello con diálogos sonrojantes. Vamos que aquí la peña se flipó con ella, pero si tenéis la oportunidad, vedla e imaginaros que 1000 personas se levantan y aplauden a rabiar hasta al script de la peli. Así empezó mi Venezia 75.
The Mountain (Rick Alverson. Estados Unidos, 2018)
Sección Oficial
Cuando te hablan de películas que dividen a la crítica en un Festival y ya nunca más se supo de ellas, me viene a la cabeza esta película. Más que nada porque no me puedo creer que haya algún distribuidor que visto el film dé un sólo céntimo por comprar la película. Me va a ser difícil hacer una sinopsis, pero sería algo así: un chaval callado, más bien pánfilo, se va de chico de recados de un psiquiatra que hace lobotomías a domicilio, o algo así, además de follar con todo lo que se mueve. El chaval ve en sueños señoras con pene, luego sigue callado viendo como Denis Lavant está en otra película diferente -probablemente la precuela de Holy Motors- y al final el chaval calladito loquea. Punto. No tengo ni idea de qué es lo que me quiere contar el director, ni por qué esto se merece una película. Quizá deba preguntárselo a los tres espectadores que aplaudieron al terminar la proyección. Lo que sí diré a favor de la peli es que Tye Sheridan le pone voluntad interpretando un personaje que nadie le explicó, porque no se lo creen ni los que lo escribieron. Y luego lo de Lavant es rozar la vergüenza ajena. En un mundo perfecto para Jeff Goldblum lo podrían promocionar para ver si lo nominan a un Chlotrudis Award, porque es lo mejor de la peli.
First Man (Damien Chazelle. Estados Unidos, 2018)
Sección Oficial
La más esperada, la siguiente a La la Land. Unos afilaban cuchillos y otros cortaban laureles para recibir la aventura de Neil Armstrong en el espacio y el paso para la Humanidad que dio por allá arriba. Y al final, pues está claro, los de los cuchillos se lanzaron contra ella por ser una película de industria, sin alma y con un aspecto técnico por encima del cinematográfico y los de los laureles pues a admirar a Gosling y Foy (sobre todo ésta) y a Chazelle por ser un artesano aun trabajando con mucha pasta. Que si una película así no debe de inaugurar un Festival de Cine, que si Chazelle es el representante del cine de los 10’s. Y yo ¿qué? Pues como buen galego, me quedo un poco en el medio. Sí, me gustó la película. Sí, lo pasé bien. Sí, el tercer acto es lo mejor con diferencia y aúna espectáculo y personajes y sensibilidad. Pero también he de decir que me quedo con sus película anteriores. “Whiplash” me sorprendió, La la Land me hizo vivir en el mundo perfecto. Pues First Man me gusta para ver de lejos. Gosling me convence a ratos, Foy es buena, pero menos de lo que ella misma se cree y todo lo que luce más es el espacio, el sonido, la foto, la música, y la ambientación. Que la peli va a tener una decena de nominaciones al Oscar es más que probable, pero muy malo tiene que ser este año para que llegue a febrero de favorita. En fin, que ni tanto ni tan poco.
Roma (Alfonso Cuarón. México-Estados Unidos, 2018)
Sección Oficial
Cuando se estrenó Boyhood no dejamos de repetir que era como pillar la vida de alguien y ponerla en pantalla. En la vida -como diría Rajoy- pasan cosas, muchas, algunas buenas y otras malas, pero en los doce años de la vida de Mason no pasaban demasiadas. En este caso, ni son doce años ni nada parecido, pero si es un trozo de vida, en el que se le acumulan las cosas a Cleo (estupenda y naturalísima Yalitza Aparicio), una empleada de hogar en el México del 70. Porque, ¿qué vida podía tener una empleada indígena entre mexicanos blanquitos con pasta? Pues Cuarón nos dice que muchas, como pena, alegría, muerte, dolor... que comparten los sirvientes y los patrones, porque la señora de la casa también tiene lo suyo (una reivindicable Marina de Tavira). Pero claro, todo ello rodado por el Gravity”(no faltan las meta referencias). La foto en blanco y negro, del propio Cuarón, no es una metáfora muy sutil de que la vida pasa del gris, cuando viene una buena se acerca una mala y la pobre Cleo lo comprueba enseguida. Cuarón dirige muy bien, secuencias como la de las revueltas callejeras, esas aglomeraciones en los pueblos y los niños de la familia que aportan una naturalidad espléndida a todo el conjunto. En fin, que me ha gustado Roma, peca de larga eso sí, porque dos horas y cuarto no hacían falta. Pero creo que es la primera gran película que sale de Venecia 75. Si México decide enviar esta película a los Oscar creo que tenemos la primera gran candidata, como lo es también a ocupar un sitio en el palmarés. De momento, la dirección de Cuarón es digna de premio. Y si los decoradores quieren enamorarme harían bien en destacar la dirección artística de la película, que es simplemente maravillosa.
The Favourite (Yorgos Lanthimos. Reino Unido-Irlanda-Estados Unidos, 2018)
Sección Oficial
Había ganazas en el Lido, se notaba en el ambiente que Lanthimos se ha convertido en uno de los directores de referencia para críticos y blogueros del mundo cinematográfico, planeta propio donde los haya. Y llegó a la Sala Grande para llenarla en sus dos primeros pases y hacer cómplice al público a las primeras de cambio. Dos chistes en los 30 primeros segundos y respuesta muy positiva, el público lo estaba gozando. O, al menos una parte, aquellos a los que Lanthimos ya tenía. Porque con esta película no va a hacer nuevos fans entre los que no les gustó su humor, su mala baba y su ironía. Aquí estas tres cosas las junta con las que aportan las tres actrices de la película, que desde ya pueden conformar un trío estupendo para la Colpa Volpi a mejor interpretación femenina, Emma Watson juguetona, con un timming arrollador, Rachel Weisz como pez en el agua, mandando, siendo la jefa y Olivia Colman monstruosa en el papel de una insalubre y pánfila reina. Las tres son como dardos afilados al paladar cinematográfico, porque la historia, aparentemente, la conocemos, una reina sin personalidad, una consiglieri que luce sus galones y una arribista más lista que las lentejas. Pero viniendo de Lanthimos no iba a quedarse ahí la cosa. Visualmente pantagruélica, vestidos, decorados y maquillaje nominados al Oscar pero ya. En cuanto al resto, habrá que ver si los Globos de Oro tienen huevos de nominar tamaña frikada a algo.
Esto es todo de momento, para día y medio de Festival no está mal. En una horas me veré la de Assayas y la “nueva” de Orson Welles. Ya os contaré
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