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domingo, 20 de mayo de 2018

Entrevista: Laurent Cantet


"No soy un hombre que viva con certidumbres"



Laurent Cantet (Melle, 1961) llamó la atención mundial con su segunda película, Recursos humanos (1999). Con El empleo del tiempo (2001) siguió indagando en la complicada realidad laboral del nuevo siglo. Para el gran público se consagró definitivamente con La clase (2008), ganadora de la Palma de Oro en Cannes. Ahora estrena en España su octavo largometraje, en el que vuelve a darle voz a la adolescencia. El director visitó a España para promocionar el film, así que pudimos charlar con él.
©Jerome Prebois

Por Manuel Barrero Iglesias




Empezamos preguntando por el interés en esta historia, por qué quiso contarla.
"Porque me parece importante mirar cómo se sitúan los jóvenes en esta extraña sociedad que les hemos construido. Creo que no tenemos bastante en cuenta su punto de vista sobre el mundo. Es importante intentar entenderles si queremos vivir juntos con esa nueva generación, es uno de los envites principales hoy en día. Además tengo la impresión de que quizás había empezado algo con La clase, escuchando lo que ellos querían decir, y me parece interesante volver a mostrar de nuevo esto."

Nos interesa mucho la forma que tiene Cantet de trabajar con los actores no profesionales, dejando que los personajes crezcan a través de lo que aportan ellos. Le pedimos que nos explique cómo es ese proceso.
"Lo primero que escribo es un guion muy clásico, con diálogos de estilo más literario. Pero siempre pensando que voy a comprobar mis hipótesis con personas más cercanas a los personajes de lo que yo pueda estar. No sé cómo habla un joven de 22 años, no me expreso así. Sí presiento sus preocupaciones, pero necesito que me confirmen que lo que he escrito no se aleja totalmente de ellos. Antes de rodar la película ensayamos tres semanas. Bueno, “ensayo” no es la palabra exacta, porque pasamos tanto tiempo hablando como ensayando. Y cada vez que me decían algo que me interesaba, les obligaba a ir un poco más lejos. Luego improvisábamos las escenas y a partir de ahí reconstruimos, basado en lo que había escrito y en la experiencia de ellos."

El director continúa hablando de su peculiar forma de rodar.
"Tengo una forma particular de hacerlo. Ruedo las escenas en su totalidad cada vez, con diferentes ángulos. Me parece que los actores son mejores cuando la lógica de la escena les empuja. No tienen que fabricar la tensión, sino que viene a través de la lógica interna de la escena. Además, nadie sabe en ese momento quién está siendo rodado. Es una forma de trabajar que al principio puede parecer algo fastidiosa, porque se rueda toda la escena para coger solo unas cuantas frases. Pero creo que esa cosa tan espontánea en los diálogos surge de esta manera de trabajar."
©Jerome Prebois
Para hablar de estos jóvenes y su punto de vista recurre a un taller de escritura, ¿qué puede hacer la cultura por ellos?
"Creo que lo importante es crear espacios donde uno se vea obligado a escuchar al otro, en los que se replanteen las ideas que tenemos. No siempre es cómodo, pero a es así como consigues tener en cuenta al que tienes frente a ti. Además, cuando consigues traducir tu malestar en palabras ya has arreglado gran parte del problema. Puede ser un postulado optimista, pero a partir del momento en el que Antoine lee el texto al final y habla de su aburrimiento y la violencia interna, eso le permite ir más allá. Ahí puede tomar la que probablemente sea la primera decisión real de su vida, que es irse. Pasa a ser activo en su propia vida, no pasivo. Y esto pasa por la compresión de lo que le rodea."


Del protagonista, Matthieu Lucci, nos ha impresionado mucho, sobre todo en cuanto a  miradas y gestos. ¿Cuánto hay de innato y cuánto de trabajo?
"Es innato. Claro que hemos trabajado. Hablamos muchísimo del personaje, pero a la vez lo hizo todo sin fabricarlo. Como persona, es lo opuesto al personaje, así que usó esa distancia para crear su complejidad. Al cabo de unos días de ensayos me dijo que el personaje era un cabrón, pero que cada vez le caía mejor, me dijo: “cuanto más me gusta, más culpable me siento”. Eso también sirvió para crear el personaje. No me hizo falta estirar mucho. La daba indicaciones técnicas, pero nada más. Y me parece que es un gran actor en potencia."

El director habla del personaje de Olivia como una militante de izquierda que no sabe cómo enfrentarse al desafío que supone este joven. Podría ser una metáfora de los partidos actuales de izquierda, que no son capaces de responder ante la situación actual.
"No solo los partidos, para cualquier persona un poco comprometida. Creo que representa bastante bien la impotencia que muchos intelectuales, artistas o creadores sienten hacia esa juventud. No saben cómo conectar con ellos e ir más allá del eslogan “Tenemos que estar unidos”. ¿Pero cómo vas más allá? Ella lo hace con mucha valentía, aceptando algo que me parece esencial en cualquier idea de transmisión. No es una persona que transmite desde arriba, sino que se arriesga a que la transformen, aunque pueda salir mal parada."
©Jerome Prebois
El personaje de Antoine, sin embargo, representa un cierto interés por lo extrema derecha, la cual vive un nuevo auge en países como Francia.
"No le interesa ideológicamente. Creo que representa a muchos jóvenes de hoy en día que carecen de perspectiva. Tienen la sensación de que el mundo no les tiene en cuenta y les juzga continuamente. Como se aburren profundamente en la vida que llevan, buscan una forma de actuar con el mundo, de tener alguna presencia. Quizás buscan simplemente que algo ocurra, romper la monotonía. Los extremismos usan esto, ofrecen soluciones muy simplistas. Les ofrecen algo que hacer, crear una identidad. Más que una mirada hacia la extrema derecha, creo que la película intenta mostrar los mecanismos de seducción que utiliza."


El tema de la extrema derecha se encuentra muy presente en el film. De hecho, hay un personaje que un momento dice: “ya sabes lo que significa no querer hablar de política”.
"Existe la dificultad de decir que eres de extrema derecha. Por desgracia, cada vez menos. Es verdad que la expresión “la política no me interesa” la suelen usar personas que se avergüenzan un poco de su posición. Pero también significa que cuanto más te alejas de la política, más espacio dejas a los que la hacen, y más te pones en peligro. Habría que volver a meterse en el discurso político para evitar que los extremistas se apoderen de ese espacio."

Nos gustaría saber el papel que ocupan los videojuegos en la película. Aparecen varias veces, incluso el film se inicia con imágenes de uno, algo que nos parece muy significativo.
"Me apetecía mostrar el universo de estos chicos. Se ven videojuegos, pero también internet, la importancia del teléfono…Empezar con el videojuego era una forma de ir a un lugar al que van a llegar. Imágenes que igual son impuras, pero son las de hoy en día. Luego tuve la impresión de que en esta escena se empieza a esbozar el retrato de Antoine. Está la soledad del caballero que va andando por las colinas y la violencia contra el vacío que no lleva a ninguna parte. También se puede decir que hay una mirada contemplativa hacia el mundo. Muchos jugadores me han dicho que prefieren los momentos en los que el héroe pasea, donde empieza a conocer un mundo y te puedes maravillar ante el paisaje. Entonces llegamos a la segunda razón del porqué de esa secuencia. Es una reacción contra la mirada de muchos detractores de los videojuegos, que solo los ven como una escuela de violencia. A mí me parece que pueden ser también un apoyo para la ensoñación y para formar un imaginario. Obviamente no es el mismo con el que yo crecí, pero creo que hay que tenerlo en cuenta."
©Iñigo Royo
También hay una fuerte presencia de la violencia, con la que parece nos hemos acostumbrado a vivir.
"Creo que nuestra sociedad nunca ha sido tan violenta. Los atentados, las decapitaciones que hemos visto en internet...nos enfrentamos constantemente a algo muy violento, mucho más de lo que yo veía cuando era joven. Luego la violencia también es social, porque esos jóvenes carecen de perspectiva de futuro. Por lo tanto, se implican muy poco en el devenir del mundo. Al ser víctimas ellos mismos de esta violencia, les cuesta mucho reivindicar un rol en el mundo. También es verdad que la violencia que vivimos ahora crea una sociedad inédita, antes era imposible concebir una violencia semejante. Sin embargo, estamos obligados a vivir con ella, y me pareció importante hablar de eso."


Y como no, también se trata el tema de la tensión racial en Francia.
"Es algo que ha evolucionado, en el mal sentido de la palabra, mucho en los últimos tiempos. Sobre todo, después de los atentados. Los jóvenes de origen árabe son señalados mucho más que antes. Estos chicos se sienten rechazados, se sienten mal y se radicalizan. Es echarlos a los lobos. Es una especie de escalada en el rechazo del otro que nos lleva a una sociedad cada vez más fraccionada. Lo que me parece obvio es que si consigues hablar, aunque sea desde posiciones diferentes, rebajas la tensión y vas hacia una solución."

La localización es otra parte fundamental del film, ya que el entorno es idílico y duro a la vez.
"Es una ciudad con una historia muy potente, y lo que me pareció muy interesante era poder mostrar a través del escenario algo a tener en cuenta con urgencia: Una fractura generacional entre esos jóvenes que viven en la inmediatez, a los que no les interesa el pasado; y la generación de Olivia, que sí quiere mirar al pasado para intentar comprender lo que ocurre hoy. Son dos formas de pensamiento opuestas que conviven en la ciudad. Los jóvenes que no tienen mucho que hacer y se dejan llevar por la belleza del paisaje, el sol, la relación con el mar…todo eso existe. Y a la vez está el pasado, siempre está ahí. Las inmensas grúas alrededor de las cuales se construye una mitología de un pasado glorioso en el que ellos no se reconocen. Por eso es un escenario que tiene mucho que decir."

La película habla sobre un grupo que debe escribir de forma conjunta una novela. Y Cantet normalmente escribe sus guiones acompañado, aunque no por tanta gente. Queremos saber qué le aporta trabajar junto a Robin Campillo, su coguionista habitual.
"Siempre se es más fuerte cuando eres más de uno. Se piensa mejor cuando puedes rebotar tu idea en otro. Yo funciono mucho con la duda, así que tener a alguien que lo hace conmigo me ayuda a sobrepasar los bloqueos. Y la colaboración con Robin es algo excepcional para mí. Compartimos una visión del mundo y del cine. También la forma de escribir. Las ganas de hacer películas que hablen de hoy, dejando espacio suficiente a los personajes para que ellos mismos dirijan esa visión del mundo. También hay algo que se considera bastante arriesgado: no crear un guion demasiado perfecto mecánicamente hablando. Arriesgarse a que haya espacio flotantes, que creo se parecen a la vida. No es algo que aporte seguridad, pero no me molesta, no soy un hombre que viva con certidumbres. Acepté la idea de que la misión principal de las películas es plantear preguntas, y no necesariamente contestarlas. Es algo que Robin y yo compartimos."


Entrevista realizada en la librería Ocho y Medio de Madrid, el 24 de abril de 2018

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