Por Alberto Gallardo
L’effet aquatique (Solveig Anspach. Francia-Islandia, 2016)
Ganadora del César al mejor guion en 2017 y estrenada en el envidiable marco de la Quincena de los Realizadores de Cannes, la película póstuma de la realizadora islandesa Solveig Anspach es un luminoso y atípico romance entre una monitora de natación y un hombre solitario que se enamora de ella a primera vista para y se lanza a su conquista con una serie de disparatadas tretas que moldean falsamente su identidad en un intento desesperado de captar su atención.
Involuntariamente incorrecta en los tiempos del #MeToo, la película funciona mejor cuanto más se aproxima al enredo romántico sin pretensiones y chirría ligeramente cuando bucea en el exotismo costumbrista durante ese viaje / huída a Islandia, donde los protagonistas se unen a una convención internacional plagada de tópicos nacionalistas. Lo mejor, sus dos protagonistas Florence Loiret-Caille y Samir Guesmi, que visitó el festival para presentar la película.
La belle et la meute (Kaouther Ben Hania. Túnez, 2017)
También presentada en Cannes, en este caso en la sección Un Certain Regard, la tercera película de la directora tunecina Kaouther Ben Hania es un intenso drama que denuncia la situación de la mujer en el Maghreb en pleno siglo XXI, relatando la odisea de una joven víctima de un asalto sexual a la que las autoridades ignoran y humillan, hasta el punto de retenerla en comisaria tratando de que retire una denuncia que implica a miembros de la policía.
La desgarradora interpretación de Mariam Al Ferjani mantiene al espectador sobrecogido mientras asiste a su lucha contra un sistema machista y corrupto, que se convierte en una simbólica batalla por los derechos de la mujer en una sociedad que sostiene unas estructuras sociales y de poder tremendamente alejadas del ideal democrático. Una intensa e incómoda experiencia, que lanza una llamada de auxilio para millones de mujeres que aún se enfrentan a una cultura patriarcal depredadora y humillante.
Zombillénium (Alexis Ducord, Arthur de Pins. Francia-Bélgica, 2017)
Candidata a los premios del cine europeo y ganadora de la sección Enfants Terribles del Festival de Cine de Gijón, esta cinta de animación belga nos sumerge en un peculiar parque de atracciones habitado por auténticos monstruos (desde vampiros a hombres lobo), entre ellos un inspector condenado a ejercer de zombie para no revelar el secreto de los habitantes del parque, que tratará por todos los medios de reencontrarse con su hija.
Basada en un popular cómic de Arthur de Pins, que ejerce de guionista y codirector, la película destaca más por su atractivo universo visual y su divertida galería de personajes, que por una historia que abraza demasiado pronto los convencionalismos propios del drama familiar y no explota por completo el potencial humorístico de su alocada premisa. A pesar de ello, funciona moderadamente como divertimento para todos los públicos.
Petit Paysan (Hubert Charuel. Francia, 2017)
Turno para hablar de una de las películas revelación de la última hornada de cine francés, premiada este mismo año con tres César de la Academia Francesa, incluyendo mejor actor y mejor ópera prima. El debut de Hubert Charuel es un drama rural protagonizado por un joven que se gana la vida a cargo de una explotación familiar de ganado vacuno que se ve amenazada ante la irrupción en la región de un virus que afecta a las reses.
La película combina un sólido retrato humano de la pequeña comunidad rural en la que sitúa su historia, con una sorprendente irrupción en el terreno del thriller, que en cierto modo simboliza la lucha por la subsistencia del mundo rural y la producción tradicional ante la virulenta epidemia del modelo capitalista moderno. Un notable filme que nos descubre a su protagonista, Swann Arlaud, como un talento a seguir de cerca.
Une vie ailleurs (Olivier Peyon. Francia, 2017)
Este intenso drama familiar, nos presenta una encrucijada moral ante la cual será difícil posicionarse. Es la historia de una mujer francesa que encuentra en Uruguay la pista de su hijo, al que su ex marido se llevó años atrás sin previo aviso ni autorización. Con la ayuda de un misterioso aliado que se hará pasar por turista, la madre planea recuperar a su hijo para llevárselo a Francia, sin embargo el pequeño parece llevar una vida plácida y feliz bajo el cuidado de su abuela y su tía.
La película presenta un planteamiento interesante, y funciona mientras tantea el thriller en un inicio en el que los personajes no muestran claramente sus intenciones. Ya con las cartas boca arriba, el filme deriva hacia un melodrama de sobremesa totalmente prescindible, en el que ni siquiera convencen las interpretaciones de un elenco encabezado por la popular Isabelle Carré, que cae en el histrionismo en su papel de madre desesperada.
Nuestra vida en Borgoña (Cédric Klapisch. Francia, 2017)
Dentro de la retrospectiva dedicada al padrino de esta primera edición del festival, Cédric Klapisch, pudimos ver su último trabajo. Se trata de un relato de reunión familiar, centrado en la historia de tres hermanos que heredan los viñedos de su fallecido padre en plena Borgoña francesa. En concreto, la historia se centra en el hermano mayor (Pio Marmaï) afincado en Australia desde hace varios años y desconectado desde la familia durante años y cuyo regreso generará tensiones en la familia y su entorno.
La película sobrevive a los inevitables tópicos de su premisa, incluyendo todo lo relativo al despertar de fantasmas del pasado, el reencuentro con viejos conflictos que quedaron abiertos o las dudas sobre el lugar en el mundo del protagonista. Si lo hace, es gracias a un reparto estupendo y al hallazgo del tono apropiado entre comedia costumbrista y drama familiar, mientras describe en detalle los entresijos de la producción vinícola en la región. Una película, en definitiva, muy francesa.
-Palmarés de la primera edición del Festival Oh La Là
Premio del público: Tout s'accélère
Documental de Gilles Vernet, exoperador de mercado financiero reconvertido en profesor de primaria, que reflexiona con sus alumnos de primaria sobre la aceleración vertiginosa de nuestro mundo.
Premio del jurado joven: Au revoir là-haut
La nueva película de Albert Dupontel, que recibió 5 Premios César a mejor fotografía, mejor dirección, mejor guión adaptado, mejor vestuario y mejor decorado, ha recibido también el reconocimiento del jurado joven, al que ha conquistado por su historia, imagen y actuaciones.
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