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miércoles, 7 de marzo de 2018

Críticas: Loving Pablo

3/10
Loving Pablo (España-Bulgaria, 2017).
Dirección: Fernando León de Aranoa.
Intérpretes: Javier Bardem, Penélope Cruz, Peter Sarsgaard, Julieth Restrepo, David Ojalvo, David Valencia.
GuiónFernando León de Aranoa, sobre la novela de Virginia Vallejo.
Música originalFederico Jusid.
Fotografía: Alex Catalán.
Montaje: Nacho Ruiz Capillas.
Idiomas: Inglés, español.
Duración: 123 minutos.

Malas decisiones

Por Sofia Pérez Delgado
(La película del día)


En 1983 la famosa periodista colombiana Virginia Vallejo tomó una de las peores decisiones de su vida: entablar una relación sentimental con Pablo Escobar, jefe del narcotráfico del Cartel de Medellín. Vallejo fue la amante de Escobar (ya que él estaba casado y con hijos) hasta 1987, lo cual, cuando el monopolio de Escobar empezó a decaer, acabó con su exitosa carrera televisiva y trajo consigo amenazas de muerte, hasta que tuvo que exiliarse a EE.UU. como testigo protegido debido a sus testimonios para la DEA. Ahora, el director Fernando León de Aranoa parece dejarse llevar por el espíritu de Vallejo a la hora de adaptar la novela que ella misma escribió sobre ese vínculo, Amando a Pablo, odiando a Escobar: la película Loving Pablo es una sucesión de malas resoluciones que convierten un trabajo con una base de lo más sugestiva como es ese período histórico tan conflictivo y turbio a nivel político y social en Colombia en una telenovela impostada

Aranoa se arriesga a la hora de abordar un personaje tan representado en el medio audiovisual como es Escobar, mostrándonos su lucha por el poder (ya que venía de la clase baja y eso le atormentaba), su introducción el Congreso Nacional, sus actos terroristas, y su inevitable caída. Casi como si se tratara de un personaje shakespeariano al que, por mucho éxito y dinero que consiga, le persigue la tragedia. Loving Pablo es así un thriller clásico que puede generar cierto interés cuando su visión es desde un contexto general. Sin embargo, una agotadora voz en off descriptiva, la artificialidad de las conversaciones durante los encuentros entre los personajes, y un trabajo de maquillaje y peluquería casi de serie B, así como un uso de la música anticlimático (que si en otra ocasión es acorde con lo que se cuenta, aquí solo provoca molestia) hacen de este filme un pastiche risible y difícilmente defendible
Pero sin duda uno de los aspectos de la cinta que más contribuye a ese grotesco resultado es la interpretación de los actores, sobre todo los protagonistas. Resulta incomprensible que una pareja tan reconocida, incluso ganadora del Oscar, como Javier Bardem y Penélope Cruz, nos ofrezca unos trabajos tan planos y esperpénticos, tan faltos de matices (y más incomprensibles aún son sus nominaciones a los Goya). Podríamos pensar que dos artistas tan experimentados y veteranos ya deberían poseer las suficientes armas como para sortear en mayor o menor medida los problemas que se puedan generar, pero también es complicado superar la deficiente descripción de personajes o la obligación de utilizar la lengua anglosajona (otra de las elecciones que, no por necesaria para su financiación, resulta menos equivocada) con acento colombiano, que le da la cinta ese aire de inverosimilitud que la inunda.

El caso de Cruz, que, como hemos comentado, irrita en su papel de narradora, es especialmente llamativo: si uno oye o lee en la actualidad hablar a Vallejo, se va a encontrar a una mujer endiosada que vive en su propio mundo, interesada solo por el dinero y la belleza. Y es de suponer que así es como quiere representarla Cruz, pero su incapacidad para darle rasgos de humanismo convierte esta recreación en una simple parodia, generando risas en los momentos más dramáticos. En este sentido, el estadounidense Peter Sarsgaard contrasta con el resto del conjunto con su contenido y creíble trabajo como agente de la DEA, algo que aún tiene más mérito (y se hace más evidente) si se tiene en cuenta que casi todas las escenas las comparte con Cruz. 

Loving Pablo, lejos de sus pretensiones, se convierte desde el primer momento en un divertimento de lo más entretenido, que seguramente ganará más en sesiones colectivas pensadas especialmente para ella que en salas comerciales o en grandes festivales. Como decíamos al principio, un desaprovechamiento de una buena historia y de un reparto de peso, por culpa de la un guion que trata de aunar sin éxito la potente violencia y la sensiblería, y de una dirección actores propia de un sketch televisivo





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