Por Manuel Barrero Iglesias
Nuestra última jornada en Nocturna fue la del viernes, en la que pudimos ver tres películas que pasaron por Sitges (como la gran mayoría de la programación), incluida la que ganó allí mejor dirección, premio que también consiguió en Madrid.
Pero antes pudimos ver la canadiense Les affamés. Siempre es complicado aportar alguna novedad al subgénero zombie, algo que trata de hacer Robin Aubert sin demasiado éxito. No explota del todo esa vertiente humana que parece querer explorar. Personajes planos y recursos pobres a la hora de crear tensión hacen de esta una propuesta fallida. Solo los toques de humor la salvan del desastre.
Parece que el subgénero rape & revenge repunta desde la perspectiva feminista que intenta abrirse paso con rabia en estos últimos años. En Sitges pudimos ver la muy contestataria M.F.A., una variación interesante del tema. En Revenge hay poca reflexión, y se alude a mecanismos primarios. Pero Coralie Fargeat consigue imprimir un estilo definido, aprovechando al máximo sus recursos .A medida que el film avanza, se va alejando cada vez más del realismo. Pero lejos de restarle interés, esa autoconsciencia permite tomar una sana distancia respecto a su violencia.
Una violencia muy presente en Game of the Death, gamberrada que ocupó la sesión nocturna. Una idea de cierto atractivo es desarrollada de forma rutinaria. Poco queda más allá del impacto de las primeras muertes, y los conflictos entre personajes tienen muy poca enjundia. La decreciente presencia de elementos humorísticos hacen aún más monótono el film.
Parece que el subgénero rape & revenge repunta desde la perspectiva feminista que intenta abrirse paso con rabia en estos últimos años. En Sitges pudimos ver la muy contestataria M.F.A., una variación interesante del tema. En Revenge hay poca reflexión, y se alude a mecanismos primarios. Pero Coralie Fargeat consigue imprimir un estilo definido, aprovechando al máximo sus recursos .A medida que el film avanza, se va alejando cada vez más del realismo. Pero lejos de restarle interés, esa autoconsciencia permite tomar una sana distancia respecto a su violencia.
Una violencia muy presente en Game of the Death, gamberrada que ocupó la sesión nocturna. Una idea de cierto atractivo es desarrollada de forma rutinaria. Poco queda más allá del impacto de las primeras muertes, y los conflictos entre personajes tienen muy poca enjundia. La decreciente presencia de elementos humorísticos hacen aún más monótono el film.
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