Por Manuel Barrero Iglesias
La segunda jornada nos deparó alguna sorpresa muy agradable, como es el caso de la que a la postre resultaría gran vencedora del certamen. Con mayor o menor fortuna, las tres películas que pudimos ver exploran la violencia ejercida sobre la mujer.
La actriz española Ana Asensio debuta en la dirección con Most Beautiful Island, un film con tintes autobiográficos que habla de las dificultades de una inmigrante para sobrevivir en Nueva York. El drama social da paso al thriller oscuro, y Asensio llega al espectador de forma directa. La simplicidad en su puesta en escena impide que el film tenga mayor calado, pero a pesar de ello consigue trascender la mera anécdota.
Dentro de la sección Dark Visions, Michael Walker trata de darle una vuelta de tuerca al slasher con Cut, Shoot, Kill. La película jamás profundiza en esa idea sobre la que gira permanentemente. El tema de la sublimación del arte por encima de la vida es desaprovechado, y a medida que transcurre el film la decepción es cada vez mayor ante el tratamiento que el director elige.
La jornada acabó con Dhogs, ópera prima del gallego Andrés Goteira. Justa merecedora del premio a la mejor película, estamos ante una muy sugestiva muestra de cine fantástico que deja impronta. Resulta sorprendente comprobar el pulso firme con el que Goteira maneja una película tan complicada de llevar a cabo con éxito. Da gusto ver cómo alguien de su juventud tiene tan claro qué quiere contar y cómo hacerlo.
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