Por Manuel Barrero Iglesias
Lo bueno de empezar el festival por todo lo bajo es que a partir de ahí solo se puede mejorar. Las tres películas vistas en la primera conformaron una jornada de auténtica pesadilla. Y no en el buen sentido
Empezando por The Heretics. No sé por qué ese subgénero que podríamos llamar “sectas y ritos” suele tener una calidad tan ínfima en sus títulos. La película que dirige Chad Archibald no es una excepción. Intenta sorprender al espectador con un guión tramposo que incluye algún otro punto de giro rebuscado. Suponemos que para evitar el aburrimiento al que inevitablemente nos vemos abocados, incluso en una parte final que se supone debería tenernos en tensión.
Lo bueno de Darkness Rising es que, siendo tan paupérrima como la anterior, al menos provoca unas cuantas risas (¿involuntarias?). Una película de casa encantada que no tiene ni pies ni cabeza, con una insoportable protagonista a la que a veces incluso deseas ver muerta. Las horribles interpretaciones nos regalan momentos delirantes, aparte de algún momento surrealista que acaban constituyendo un conjunto demencial.
Quizás fuera Tonight She Comes lo menos malo de la jornada. Un bosque. Una cabaña. Una desaparición. Todo parece bastante típico, y de hecho, la película empieza pareciendo el tópico slasher. Pero llega un momento en el que cambia de tercio, y ahí viene lo más interesante. Una propuesta valiente que no siempre funciona (de hecho, muchas veces fracasa con estrépito), pero en la que se agradece cierta visión propia del director.
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