Sleepless
(Estados Unidos, 2017).
Dirección:
Baran do Obar
Intérpretes:
Jamie Foxx, Michelle Monaghan, David Harbour, Dermot Murloney, Scoot
McNairy, Gabrielle Union, T.I., Kimberly Battista.
Guión:
Andrea Berloff.
Música
original: Michael Kamm.
Fotografía:
Mihai Malaimare Jr.
Montaje:
Robert Rzesacz.
Idiomas:
Inglés.
Duración:
95 minutos.
Jamie Foxx contra el imperio de
la droga
Por David Sancho
La película comienza con
una persecución que culmina en un robo que acaba mal. Dos policías
han robado 25 kilos de cocaína, pero la cosa se les ha ido de las
manos y han robado a la gente equivocada. A partir de ahí, se
iniciará una carrera contrarreloj para intentar solucionar el
entuerto mientras asuntos internos y el crimen organizado les pisan
los talones.
El director suizo Baran
bo Odar debuta en Hollywood con un remake de la película francesa
Nuit blanche, la cual no he visto. Se trata de un thriller
trepidante que parece querer imitar al cine de Michael Mann. Algo que
ya han intentado muchos y de lo que muy pocos han conseguido salir
victoriosos.
La verdad es que uno
tarda poco en darse cuenta de que la cosa no pinta bien. Ya en los
primeros minutos de película vemos al protagonista, un poco más que
cumplidor Jaime Foxx, gritar de desesperación, ya sea aporreando el
volante de su coche o en el baño de la comisaría. Todavía no hemos
enganchado con la película y el director ya está forzando la
maquinaria para generar tensión. Pero lo que su guión chapucero no
logra conseguir, es imposible que cuatro gritos lo hagan.
Las escenas de acción
son decentes, no mucho más. Hay muchas peleas, tiroteos,
persecuciones y diálogos lapidarios muy del género, pero la
película no tiene personalidad, lo cual convierte la cinta en algo
inocuo e inofensivo. Y eso cuando no resulta ridícula, porque el
guión tiene unos agujeros más grandes que los del casco del
Titanic. Cuando un thriller se vuelve loco y deja de tener sentido
tiene que conseguir compensarte de otra manera. Pero esto es un
thriller que pretende ser serio sin tener un guión detrás que le
permita serlo.
Todos sus giros de guión
son previsibles, incluso los más locos, porque uno ya se espera que
la cosa no tenga mucho sentido. Las decisiones absurdas de los
personajes y la falta absoluta de realismo de la mayoría de
situaciones convierten a la película en candidata a una muerte
rápida en la cartelera y a un más probable descalabro en taquilla.
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