La pazza gioia (Italia-Francia, 2016). Dirección: Paolo Virzì. Intérpretes: Valeria Bruni Tedeschi, Micaela Ramazzotti, Anna Galiena, Valentina Carnelutti, Elena Lietti. Guión: Francesca Archibugi, Paolo Virzì. Música original: Carlo Virzì. Fotografía: Vladan Radovic. Montaje: Cecilia Zanuso.
Por Lucía Etxebarría
Esta es la historia de dos mujeres que están locas, pero no precisamente de alegría. En realidad el título está mal traducido. ”La pazza gioia” en italiano vendría a ser ”La Vida loca”, que es un título que en español pegaba mucho más. Pero ya se ve que los responsables de marketing de las distribuidoras no son petas ni políglotas.
Se trata de dos mujeres que están en un centro de beneficencia, uno de los muchos que acogieron a pacientes con problemas mentales cuando se cerraron en Italia los psiquiátricos judiciales. Como anécdota diré que varias de las mujeres que aparecen en la película no son actrices, sino internas de uno de esos centros. Ya puestos, la señora que hace de madre de Valeria Bruni Tedeschi en la película también es su madre en la vida real.(Y la madre de Carla Bruni, ya que estamos).
Estas dos mujeres están, en teoría, locas. O así se ha dicho. Una de ellas lo dice en la película. Cuando le insultan diciendo: “Estás loca”, responde: “Pues según los diagnósticos, sí”. Pero en esta película cobran vigor las teorías de Thomas Saasz y de Lacan, por ejemplo, o las de todos los teóricos de la antipsiquiatría. ¿Están de verdad locas? ¿ O están locos todos los que las han maltratado, abandonado, ninguneado? Se nos cuenta al principio de la película que son mujeres peligrosas, que han cometido crímenes. Y poco a poco nos vamos enterando de la historia de cada una, de por qué hicieron lo que hicieron, y de que no están precisamente “locas de alegría” sino que su problema, precisamente, es el contrario: un dolor enorme, subterráneo, que sobrellevan como bien o mal pueden.
He leído muchas de las críticas a esta película y no las comparto en absoluto. No es una película buenista ni irreal. Al contrario, creo que es muy real. Beatrice, por ejemplo, ha sido diagnosticada como bipolar y Valeria Bruni Tedeschi hace un retrato acertadísimo de la enfermedad. Nunca he visto una fase maníaca tan bien retratada en cine:
Esta es Beatrice. Fácil distracción. Participación excesiva en las actividades. Poca necesidad de sueño. Deficiente capacidad de discernimiento, Control deficiente del temperamento, Comportamientos imprudentes y falta de autocontrol, como beber, consumir drogas, tener relaciones sexuales con muchas parejas, apostar y hacer gastos exagerados, Estado de ánimo muy irritado, pensamientos apresurados, hablar mucho y tener creencias falsas acerca de sí mismo o de sus capacidades, Euforia, irritabilidad, alta actividad física., Fuga de ideas, aumento de la capacidad para realizar cosas, sensación de energía., Sentimientos de grandeza, productividad de pensamiento .
Es decir, Beatrice responde una por una a todas las características que definen a una bipolar en fase maníaca. Y es maravillosa, y es divertidísima, y es una auténtica líder. Y es insoportable a veces
En cuanto a Donatella, es una mujer deprimida, con una depresión mayor. Está desorientada, triste, anoréxica. Retríada, aislada, muerta de fatiga y falta de energía. Invadida por sentimientos de desesperanza, abandono, minusvalía, odio a sí misma y culpa. Y hay una escena en la que está tirada en el suelo, en posición fetal, llorando porque no tiene ni fuerzas para levantarse que, de nuevo, es el mejor retrato de una depresión que he visto jamás en el cine. Y uno se enamora en seguida de Donatella que es una mujer a la que han puteado lo más grande pero que en el fondo tiene una fuerza titánica y a la que nadie consigue tumbar.
Esta película es de visionado obligado para cualquier psicólogo, neurólogo, psiquiatra o trabajador social. Pero además es divertida, inteligente, trepidante y entretenida. Es una joya. Con dos actrices como la copa de un pino ante cuyas interpretaciones solo puedo decir: Bravo.
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