Por Manuel Barrero Iglesias
En la cuarta jornada de Punto de Vista escasearon las palabras (al menos, las habladas) y abundaron las imágenes potentes. Podríamos decir que vivimos el día más visual de la sección oficial, donde vimos cuatro cortometrajes y un largometraje.
Empezando por la pieza más deslumbrante de cuantas han pasado por esta edición. Y es que su Oso de Oro al mejor cortometraje de la pasada Berlinale no es gratuito. Hablamos de Cidade Pequena (Portugal, 2016), en la que a Diogo Costa Amarante le bastan apenas 20 minutos para dar una lección de cine y de vida. La toma de conciencia de un niño con respecto al mundo que le rodea se convierte en el punto de partida de una obra con múltiples ramificaciones. La desbordante puesta en escena nos regala una serie de bellos planos, en los que no falta ni sobra nada, y que posibilitan lecturas diversas e interactivas. Una obra enriquecedora y fértil que nos deslumbró.
Esta primera sesión acabó con un film que precisamente reivindica el poder de la imagen a través de la nostalgia. Islands of Forgotten Cinemas (Croacia, 2016) es un viaje en el que Ivan Ramljak se sumerge en el pasado y el presente de los espacios que algún día albergaron amplias salas de cine. La experiencia colectiva de ver una película es algo que siempre está en continua crisis, sobre todo tras la aparición de algún otro medio transmisor de imágenes (antes la televisión, ahora internet). El director realiza una melancólica reflexión con testimonios añorantes e imágenes desoladoras. Ejercicios de este tipo hemos visto varios en los últimos tiempos -recordemos la española El último verano-, pero siempre está el difícil reto de superar el mero ejercicio nostálgico. Ramljak lo intenta, pero su discurso hablado es demasiado explícito.
Y entre ambas, una película que prescinde no solo del habla, sino también de cualquier sonido. Es Cicha Symfonia (España-Polonia, 2016), una obra llena de palabras gestuales. Aitor Gametxo introduce su cámara en la comunidad sorda de Wrocław para captar esa sinfonía de la que habla su título, un continuo movimiento corporal que expresa tanto o más como la palabra escrita/hablada. La decisión de eliminar el sonido quizás pretenda acercarnos más a lo que siente una persona con problemas auditivos, aunque es complicado generalizar en una dolencia tan diversa, con tantas causas y consecuencias diferentes. Sería un error pensar que toda persona con déficit auditivo está totalmente aislada de los sonidos exteriores. Más allá de esto, Gametxo consigue atrapar la esencia de la comunicación a través de la lengua de signos.
Para la segunda sesión seguimos con la importancia de la imagen y la escasez de palabra hablada. En From Vincent's House in the Borinage (Bélgica-Portugal, 2016) el director José Fernandes se aproxima a la figura de Van Gogh a través de evocadoras imágenes que rememoran su estancia en Borinage.
El día acabó con 5 October (Eslovaquia-República Checa, 2016), donde Martin Kollar filma a su hermano, pendiente de una operación que le puede costar la vida. La deformación que sufre nunca es protagonista directa de un film que gravita todo el rato sobre esa intervención que cambiará su vida o acabará con ella. Podemos adivinar las dificultades que el protagonista sufre en torno a las relaciones sociales, pero el director no está interesado en mostrar el estigma, sino en acompañar a su hermano en un viaje al interior de Eslovaquia (y también de su propia mente). La cámara pretende ser una compañía casi invisible, haciendo notar poco su presencia. Las imágenes son lo bastante elocuentes, haciéndonos partícipes de esta espera activa, completadas por un parco diario que también resulta muy significativo. Estamos ante una película de gran humanidad, aunque despojada de sentimentalismos y manipulaciones.
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