Psiconautas, los niños olvidados (España,
2015).
Dirección:
Alberto
Vázquez y Pedro Rivero.
Guión:
Alberto
Vázquez y Pedro Rivero (basado en la novela gráfica “Psiconautas”
de Alberto Vázquez).
Director
de animación:
Khris Cembe.
Música:
Aranzazu
Calleja.
Idioma:
Español.
Duración:
76 minutos.
Por Luis López
Psiconautas, los niños olvidados
fue la ganadora del premio Goya a la Mejor Película de
Animación 2017 en la edición celebrada hace pocas semanas. Sin
duda este galardón ha sido un espaldarazo para su estreno en 50
salas comerciales el próximo día 24 de febrero. Los directores
Pedro Rivero y Alberto Vázquez- este último es
también el autor de la novela gráfica, y doble ganador pues se
llevó el Goya al mejor cortometraje de animación por “Decorado”-
construyen una fábula en torno al aislamiento y la comunicación en
una isla tras una catástrofe ecológica. Los protagonistas son dos
adolescentes Birdboy y Dinki que buscarán la manera de
escapar de la desolación sin esperanza en tierra baldía.
No, parece que he pasado por alto el
doblete de Vázquez pero no lo he hecho. Simplemente quería
dedicarle su propio párrafo. Imaginen que Amenábar o
Sorogoyen lograran el mismo año el Goya al mejor cortometraje
y largometraje de ficción. Aún se estarían abriendo telediarios y
cerrando bares por el asunto. Cabe recordar también que en el año
2012 Birdboy, dirigido por el tándem Vázquez y Rivero, ganó
el Goya al Mejor Cortometraje de Animación. Pero como la
animación es para niños y el cortometraje ni brilla ni tiene el
glamour del hermano mayor parece que no sea una gesta mayúscula. Y
lo sucedido en esta edición 2017 lo es.
La psiconáutica o navegación mental
es la metodología que describe los efectos subjetivos producidos en
estados alterados de conciencia que el propio investigador se procura
a fin de explorar la condición humana y sus aristas. Esta sería una
definición aproximada del término que ya previene al avezado lector
que estamos sumergiéndonos en paraísos artificiales, quizá
los únicos reales, gobernados por sustancias que comportan riesgos
para la estabilidad mental. El hecho de ser en estado alterado ha
seducido tanto a la literatura que existen auténticas obras maestras
dedicadas al consumo de drogas en primera persona; Baudelaire, Thomas
De Quincey, Freud o Huxley fueron drogadictos al menos en algún
momento de sus vidas. El cineasta Ken Russell dirigió en 1980
la interesante Altered States, (traducida en España como
“Viaje alucinante al fondo de la mente”) en la que el científico
interpretado por William Hurt se embarca en un viaje psicotrópico
con graves consecuencias físicas y mentales.
En Psiconautas, asistimos al viaje en
su doble vertiente interna y externa. Respectivamente: Birdboy abusa
de sustancias para evadirse de la realidad y el dolor que le produce
la soledad. Dinki en cambio busca el viaje marítimo para escapar de
la isla. Pero la evasión siempre tiene un peaje y en un mundo
convertido en un sumidero medioambiental la cuota es aún mayor. Y es
aquí donde destaca la obra de Vázquez. Es hábil creando atmósferas
de fuerte contraste que trasladan, más bien sugieren, al espectador
diversas emociones. Así la historia se apoya en mundos oníricos muy
marcados a través del color y la textura que invocan la belleza de
la naturaleza, así como también se apoya en trazos primitivos y
perspectivas agudas que retrotraen al espectador a pesadillas
colectivas del síndrome de abstinencia, por mostrar los dos extremos
de la paleta expresiva. Entre ambos solo cabe navegar.
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