100 metros (España, 2016).
Dirección
y guión: Marcel Barrena
Intérpretes:
Dani Rovira, Karra Elejalde, Alexandra Jiménez, Maria de
Medeiros, David Verdaguer, Andrés Velencoso, Clara Segura, Alba Ribas.
Fotografía:
Xavi Giménez.
Montaje:
Nacho Ruiz Capillas.
Idioma:
Español.
Duración:
108 minutos.
Forrest Gump
patrio
Por David Sancho
Película
basada en la historia real de Ramón Arroyo, un hombre al que le diagnostican
esclerosis múltiple y le dicen que en breve es probable que no pueda andar ni
100 metros. Ramón decide no rendirse y comienza a entrenarse con la intención
de finalizar un Iron Man, una prueba deportiva consistente recorrer 3,86 km a
nado, 180 km en bicicleta y 42,2 km corriendo.
La
película es básicamente una historia de superación personal en la que se nos
muestra como un hombre lucha por imponerse a sus propias limitaciones y a los
límites que le marca la sociedad. A su vez, vemos como la enfermedad afecta a
su trabajo y familia, especialmente se centran en como evoluciona la relación
entre Ramón y su suegro, un hombre mayor y deprimido con el que siempre se ha llevado
mal y que será su entrenador personal.
El
director y guionista intenta buscar el equilibrio entre comedia y drama pero se
pasa de frenada en ambos frentes. La mera presencia de Dani Rovira ya
condiciona al espectador, y los chistes utilizados para relajar el tono de la
película se hacen excesivos y no demasiado efectivos. Dani Rovira pone de su
parte para dotar a la película de la seriedad que la historia requiere, pero
todavía no se le ve demasiado cómodo en papeles dramáticos y no consigue que dejemos
de verle como un cómico en vez de como un actor.
Cuando
la película hace completamente aguas es cuando se adentra en el drama, cuando
pretende hacer llorar al espectador. La película copia el modelo modelo
hollywoodiense de las películas de superación personal y no duda en explotar
las escenas lacrimógenas hasta el final. Pero como he dicho anteriormente se
pasa de frenada y el resultado es demasiado obvio y facilón, mostrándose
bastante torpe a la hora de conseguir golpes de efecto que consigan emocionar
al espectador.
Por
lo tanto lo que nos queda es una película que tiene claro lo que quiere ser
pero que no sabe cómo lograrlo. Un quiero y no puedo que copia el estilo
americano pero con muy poco estilo y menos oficio, dando como resultado una cinta
muy mediocre que tiene como único gancho la popularidad de su protagonista.
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