I, Daniel Blake (Reino Unido,
2016).
Dirección: Ken Loach.
Intérpretes: Hayley Squires, Natalie Ann Jamieson, Dave Johns, Micky McGregor, Colin Coombs, Bryn Jones, Mick Laffey, Dylan McKiernan, John Sumner,Briana Shann,Rob Kirtley.
Guión: Paul Laverty.
Música original:
George fenton.
Fotografía: Robbie
Ryan..
Montaje: Jonathan
Morris.
Idioma: Inglés.
Duración: 100 minutos.
Lucha de clases con muy poca clase
Por David Sancho
Ken Loach se alzaba este año por segunda vez con la Palma de
Oro en el festival de Cannes. Un año en el que la sección a concurso estaba
plagada de proyectos a priori muy interesantes. Su primera Palma de Oro fue
discutida, ésta no tiene ningún sentido.
Ken Loach se mueve en esta película dentro de las coordenadas
habituales de su cine. Zona residencial inglesa habitada por miembros de la
clase obrera e inmigrantes. Uno de los habitantes de ese barrio, Daniel Blake,
es un carpintero viudo que ha comenzado a padecer unos problemas cardíacos que
le impiden ejercer su profesión. A partir de ese momento se topará de frente
con la burocracia sin sentido de los servicios sociales y la administración
inglesa, que le piden que busque empleo para poder cobrar el subsidio de
desempleo a la vez que su médico le declara no apto para el trabajo.
En este contexto, Daniel conoce a Rachel, una madre soltera y
sin empleo que las pasa canutas para poder dar de comer todos los días a sus
dos hijos. Entre ellos se genera una bonita amistad que les lleva a ayudarse
entre ellos en todo lo que pueden.
El argumento es cien por cien Ken Loach, lo que aleja a esta
película de grandes obras del director, como Riff-Raff, Lloviendo piedras o Mi
nombre es Joe, es que aquí hay mucha denuncia social pero muy poca sutileza. El
guión de Paul Laverty es bastante pobre, preocupándose únicamente de darle la
bofetada al público y olvidándose de cualquier atisbo de subtexto. Lo que hay
es lo que se ve.
Además, todo está impregnado de un tufillo telefilmesco que
echa para atrás, desde la excesivamente luminosa y nítida fotografía hasta las
raquíticas interpretaciones, especialmente la de su protagonista, Dave Johns,
que lejos de tener la naturalidad habitual de los actores de Loach, da la
impresión de estar leyendo todo el tiempo.
Me duele ser duro con Loach porque es un tipo al que admiro,
un director necesario que ha hecho muchísimo por el cine social de calidad,
pero esta película está muy lejos de los mínimos aceptables que se le pueden
exigir a un director de su nivel. Y por último solamente me queda preguntarme
si George Miller y el resto del jurado de Cannes se olvidaron de ver Elle este
año o es que hay algo en este Yo, Daniel Blake que yo no he sabido ver. Que me
lo expliquen, porque que yo no lo entiendo.
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