Le petit Prince (Francia, 2015).
Dirección: Mark Osborne.
Intérpretes (voces): Jacquie Barnbrook, Jeffy Branion, Marcel Bridges, Guillaume Canet, Vincent Cassel, André Dussollier..
Guión: Irena Brignull, sobre la novela de Antoine de Saint-Exupéry.
Música original: Joann Le Blanc, Richard Harvey, Hans Zimmer.
Fotografía: Kris Kapp
Fotografía: Kris Kapp
Montaje: Carole Kravetz, Aykanian Matt Landon.
Idioma:Francés.
Duración: 108 minutos.
Esto no es Pixar
Por Luis Utges
Esto no es Pixar
Por Luis Utges
Como siempre surge la
dicotomía entre el cine norteamericano, digamos Hollywodiense, para no
estrellarnos con el canadiense o el latino, que es suma y parte de el otro cine
en disputa, que es el europeo. Esa eterna discusión de factura y autor.
Tarantino consiguió
con Jackie Brown conquistar la maravilla "intelectual",
con un mensaje delicado y sensible o aburrió a los respetables, con un pestiño,
que solamente algún europeo bohemio y arrogante es capaz de inconseguir.
Con El Principito,
ocurre algo parejo y a la vez, cínicamente incalculable. No es Pixar, para bien
o para mal. Emociona sin ser cursi y es sincero, sin ser académico. pero
también viaja dentro de la fórmula de "Spielberg", usando las
eficaces diligencias, y también, por qué no tiernas, de la emoción. Pero
también sabe introducir la semilla original, de algo no visto en animación;
Aunque abuse del "stop motion" como
hermética forma de salir del paso, para competir con un mecanismo mono
tema americano, que a veces sorprende y funciona y otras veces (pocas) se
justifica.
Después de esa
distensión: El Principito es la mayor aproximación a la obra
maestra de Antoine de Saint-Exupéry; obra curiosamente primeramente publicada
por la editorial estadounidense
Reynal & Hitchcock. ¿Quién gana a quien?, Con una suspense sonrisa, diría
alguno. ¿O todos ganan? Alfred y Truffaut. Para componer una obra que hace
soñar, el sueño europeo, al estilo "americano", como ninguna
literatura, supo conjugar jamás: Convirtiendo a lo Brazil las
personas en máquinas y viceversa; y la poesía en emoción. En este caso no hay
reverso (nunca tenebroso) porque son mundos que respiran el mismo aire: ese
puro, melancólica y tiernamente gigantesco, que da un CINE en mayúsculas.
Pasean y vean; adultos e infancia, por separado. Insisto de nuevo: esto no es
Pixar.
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