Kubo and the Two Strings (USA, 2016).
Dirección: Travis Knight.
Intérpretes (voces): Charlize Theron, Art Parkinson, Ralph Fiennes, George Takei, Cary-Hiroyuki Tagawa, Brenda Vaccaro, Rooney Mara, Matthew McConaughey..
Guión: Marc Haimes, Chris Butler.
Música original: Dario Marianelli.
Fotografía: Frank Passingham.
Montaje: Christopher Murrie.
Idioma: Inglés.
Duración: 101 minutos.
Miniaturas y Japón, otro paso correcto
Por Miguel Delgado
A pesar de no contar con una repercusión mundial como la del Studio Ghibli o Pixar, el estudio de animación Laika lleva ya unos años realizando un trabajo más que estimable, desde que desembarcaron en 2009 con Los mundos de Coraline. Destacados por sus peculiares diseños y sobre todo por un uso exquisito de la técnica del stop-motion (realizada mediante fotografías de movimiento con miniaturas) se han hecho en todos estos años un hueco en la industria y un nombre favorable que hace que uno se acerque con mucho interés a ver sus obras, sabiendo que no va a encontrarse ante una película animada al uso. Ahora llega a los cines Kubo y las dos cuerdas mágicas que prometía ser un paso más adelante para sus responsables.
El film toma su inspiración en la mitología japonesa, tanto en su narración como en el diseño de personajes y escenarios que aún así resulta totalmente identificable con el estudio. Visualmente la técnica de la que hace gala la obra ya ha llegado a un nivel tan avanzado que resulta increíble que puedan hacerse películas de ese modo. Obviamente, durante su realización es más que presumible el uso de los efectos por ordenador, pero aún así sigue resultando un trabajo encomiable que no se corta a la hora de mostrar grandes peleas, gigantescas criaturas o tormentas en mar abierto. La dirección de Travis Knight, que debuta tras ser unos de los animadores principales de la productora, es exquisita y espectacular.
Uno de los elementos que mejor funcionan es la banda sonora, estupenda partitura compuesta por Dario Marianelli que incorpora el shamisen (instrumento tradicional japonés que juega un papel importante en la trama) a la orquesta dando un resultado de lo más original y que siempre acompaña perfectamente a las imágenes. Atentos también a esa versión del clásico de The Beatles “While my guitar gently weeps” a cargo de Regina Spektor en el que la guitarra es sustituida por el ya citado instrumento.
Tal vez encontramos el punto más flojo de la obra en el desarrollo de su guión, puesto que la película da prioridad a las emociones que busca transmitir y al desarrollo de los personajes más que a la aventura en sí, que siendo completamente disfrutable, no evita dejar el pequeño poso de que es algo difusa y predecible. No es un problema, porque como hemos dicho, una buena definición de personajes y el uso magnífico de la emotividad hacen que asistamos al desarrollo de los acontecimientos con sumo interés. Aún así, todos aquellos amantes de la cultura del país de sol naciente disfrutaran con su trama que apenas se encuentra occidentalizada (salvo tal vez por cierto humor algo tontorrón).
Así Kubo y las dos cuerdas mágicas es una película que podrá gustar tanto a los más pequeños como a los adultos que aún no tengan problema en disfrutar de la fantasía. Tal vez no llegue al nivel de El alucinante mundo de Norman, la cumbre de Laika, pero apenas se encuentra un paso por debajo. Otra muestra más de que hay cosas muy interesantes en el campo del cine de animación, más allá de las propuestas comerciales que todos conocen.
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