Nocturna 2016: Crónica resumen

Por Manuel Barrero Iglesias

En la rueda de prensa de presentación del Festival hablaba su director, Luis Rosales, de una especie de fin de ciclo. En 2013 nació Nocturna, pisando muy fuerte dentro del panorama festivalero de España. Un ambicioso proyecto que se clausuró con Expediente Warren, una de las películas de terror más aclamadas por el público en los últimos tiempos. Cuatro años después, su secuela vuelve a ser clausura de una edición perjudicada por los dichosos recortes. Tras tres años manteniendo el nivel, llegamos a esta complicada edición que -según el propio Rosales- llegó a estar en el aire. Menos sesiones, menos invitados ilustres y también menos calidad. 


Hay que tener muy en cuenta una cosa. Nocturna es un Festival que se realiza sin ningún tipo de ayuda pública y con un tremendo esfuerzo. El empeño de su equipo por mantener un certamen de cine fantástico en Madrid es muy loable, y los aficionados al género lo agradecen con entusiasmo. Más allá de los títulos, un evento de este tipo tiene su esencia en el ambiente que se crea entre público y pantalla. Y ahí Nocturna no decae, así que esperamos con ilusión que llegue la quinta edición, y que el Festival sea capaz de sobrevivir a todas las dificultades.

Una de ellas puede ser la de compartir espacio geográfico con un gigante como Sitges. Nocturna apuesta por una personalidad propia, repitiendo lo menos posible títulos de otros festivales. Lo cual es admirable, pero también presenta la dificultad de tener que bucear mucho más para poder encontrar esas joyas ocultas. Además, como hemos dicho, este año debemos sumar la precariedad económica, con lo que podríamos explicar la bajada de calidad respecto a otras ediciones.

Este año he querido cubrir al completo la Sección Madness (por la que tengo especial debilidad), así que la valoración que haga sobre la Oficial o Dark Visions será muy parcial, por los pocos títulos que he podido ver de ellas. En este artículo analizaré la inauguración, la última película que se proyectó, tres títulos de la Oficial y dos de DV. En posteriores artículos analizaremos las películas de Madness

Empezamos por el principio. Para la inauguración, un thriller con alma de western moderno. Ciudad fronteriza con México, delincuencia, el sheriff...el español Gonzalo López-Gallego se pone al frente de una producción con nombres de la importancia de Patrick Wilson o Ian McShane. La carrera del director ha ido decreciendo en interés, desde aquella estimulante El rey de la montaña. La fallida Apollo 18 o la tópica Open Grave no realzaron una prometedora carrera que parece tocar fondo con esta The Hollow Point. Un film que intenta ser 'cool' a la manera de otros thrillers "retro-modernos", pero con una alarmante ausencia de carisma que lo convierte en un pastiche narcótico. Especialmente poco inspirado es el montaje de un trabajo que tiene uno de los personajes femeninos más irritantes de los últimos tiempos.

De lo que pudimos ver en Sección Oficial, Cold Moon fue lo más interesante, sin duda alguna. Thriller sobrenatural basado en una novela escrita por Michael McDowell -guionista de Bitelchus-, y que nos lleva hasta esa América profunda que tantas veces hemos visto en la pantalla. La mezcla de géneros y tonos tiene algún momento inspirado, pero al final queda la sensación de un continuo 'quiero y no puedo', sin que el director consiga conjuntar de manera satisfactoria cada uno de los elementos que integran el relato. Aunque al menos aquí conseguimos encontrar momentos de cierto interés, algo que no ocurrió con los otros dos filmes que vimos en SO. Camino es un thriller de supervivencia con Zoë Bell como sufridora perseguida, y Nacho Vigalondo en el rol de villano caricaturesco. No aporta nada a un subgénero que tampoco ha dado grandes obras de arte. Actuaciones muy pobres, guión de manual, incoherencias idiomáticas y acción poco atractiva componen el desastroso cóctel. Por su parte, la rusa Queen of Spades se presenta como una cinta de terror que copia impunemente a otros productos. Ya sea en ese inicio de espíritus que acechan o en ese desenlace de cuerpos poseídos, ni una gota de originalidad podemos encontrar en esta película que al menos nos regala algún buen chiste.

Siguiendo con las presencias fantasmagóricas, fuera de concurso pudimos ver The Dead Room, última película proyectada esta edición. Un film que trata de crear tensión a partir de lo mínimo, usando pocos recursos. De hecho, el comienzo es bastante intrigante, aunque va decayendo hasta un desenlace muy pobre (algo que ha pasado en varios filmes). Más espíritus malignos en Patient, ganadora en la sección Dark Visions. La película aprovecha al máximo sus escasos recursos, y consigue crear un aceptable thriller entre cuatro paredes. No destaca por su brillantez, pero al menos jamás cae en el ridículo y sobrevive con dignidad. Algo que le cuesta más a Prisioner X, otro film lastrado por razones presupuestarias, que trata el tema de los viajes en el tiempo desde una obligada perspectiva de serie B. El inicio es sugerente, aunque pronto se queda estancada para terminar con un desenlace de lo más absurdo.

Y es que el poco presupuesto ha sido el denominador común de esta edición, tanto del propio festival como muchos de los títulos presentados a concurso. Esto, por sí mismo, no significa que la calidad tenga por qué bajar. Pero siempre es una complicación difícil de salvar. Como decimos, esperamos que lleguen tiempos mejores para Nocturna. Nosotros aquí seguiremos.