X-Men:
Apocalypse (Estados Unidos, 2016).
Dirección:
Bryan Singer.
Intérpretes:
James McAvoy, Michael Fassbender, Jenifer Lawrence, Oscar Isaac,
Nicholas Hoult, Rose Byrne, Evan Peters, Sophie Turner, Tye Sheridan,
Olivia Munn.
Guión:
Mike Dougherty, Brian Singer, Dan Harris y Simon Kinberg.
Música
original: John Ottman.
Fotografía:
Newton Thomas Sigel.
Montaje:
Michael Louis Hill y John Ottman.
Idioma:
Inglés.
Duración:
144 minutos.
A
Singer se le va de las manos
Por David Sancho
El primero de los
mutantes permanece dormido en una pirámide de Egipto mientras
acumula el poder de otros mutantes, convirtiéndose en sumamente
poderoso. El mutante primigenio se despierta en un mundo dominado por
la tecnología, y decide destruirlo todo para crear un mundo nuevo.
Para ellos recluta a otros mutantes, entre ellos Magneto, pero se
encontrará con la oposición de Xavier y los suyos.
La nueva entrega de X-Men
tiene sus virtudes. Técnicamente es fantástica. Tiene escenas de
destrucción masiva realmente aparatosas, y la verdad es que sus
efectos especiales son sobresalientes. Por lo tanto, la película
funciona a las mil maravillas como cine de catástrofes. También
tiene algún que otro momento “no catastrófico” realmente
conseguido. Especial mención a la genial irrupción de Quicksilver
en la mansión de los X-Men, sin duda la mejor escena de la película,
realmente divertida.
Pero en el otro lado de
la balanza hay demasiadas cosas. Empezando por el hecho de que la
recta final es una gran escena de destrucción masiva bastante
anodina y en la que poca importancia tiene la historia o los
personajes, el objetivo principal parece ser el más grande todavía.
Los primeros cien minutos de película son como una interminable
introducción que desemboca en un desenfreno muy bien rodado pero que
aporta más bien poco.
Quizás el gran problema
que tiene la película es su villano. No es que Oscar Isaac esté
mal, es que su personaje está totalmente carente de carisma y es
excesivamente poderoso, por lo que los combates cuerpo a cuerpo
quedan descartados y hay que ir directos a la destrucción.
Durante la destrucción
se dan las típicas escenas en las que un personaje le dice al otro
que tiene bondad en su interior, que no se vaya con los malos, que se
vaya con ellos y este tipo de cosas, pero no es nada que no hayamos
visto en la entrega anterior.
X-Men: Apocalipsis se
hace larga, tiene personajes con muy poco carisma y un guión
bastante endeble, pero tiene algo que puede convertirla en un
blockbuster bastante efectivo: visualmente es la leche. La película
sabe a lo que juega, y mientras que el público sepa también a lo
que se atiene, la pelea será justa.
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