Fúsi (Islandia-Dinamarca,
2015).
Dirección
y guión:
Dagur Kári.
Intérpretes: Gunnar Jónsson, Sigurjón
Kjartansson, Arnar Jónsson, Ilmur Kristjánsdóttir, Margrét Helga Jóhannsdóttir,
Franzisca Una Dagsdóttir.
Música
original:
Karsten Fundal.
Fotografía: Rasmus Videbæk.
Montaje: Olivier Bugge Coutté y
Andri Steinn.
Idioma: Islandés.
Duración: 94 minutos.
Película pequeña con
corazón gigante
Por David Sancho
Corazón
gigante nos cuenta la historia de Fúsi, un tipo de gran tamaño que trabaja en
el aeropuerto descargando el equipaje, que vive con su madre, disfruta jugando
a las batallas con figuras bélicas, le gusta el death metal, como buen nórdico,
y que no tiene casi amigos. Fúsi un día acude a clases de baile y conoce a una
solitaria mujer con graves problemas emocionales.
La
historia de Fúsi es la historia de una persona con problemas para relacionarse
con los demás. Un tipo tímido y acomplejado que es maltratado por los que le
rodean, por lo que se va retrayendo más y más. Una historia que hemos visto
muchas veces.
La
gracia de Corazón gigante, lo que hace que no se convierta simplemente en una
película más, es el carisma lánguido de su protagonista y el tono realista con
el que se narra la historia. Aquí no hay momentos de catarsis en los que todo
cambie por arte de magia, el personaje principal se mantiene fiel a su espíritu
y actúa en consecuencia, evolucionando de manera lógica.
La
película tira bastante de tópicos. La relación de Fúsi con su vecina, una niña
pequeña que no le juzga porque aún no ha aprendido a hacerlo, es muy de manual.
Desde como comienza hasta como la finiquitan. También resulta poco creíble a la
vez que manida, la actitud de los compañeros de trabajo de Fúsi hacia éste. Hay
momentos que parecen exagerados, pero su director consigue salir airoso, retomando
rápidamente la senda de la sensatez que tan bien le sienta a la película.
Por
otro lado la historia de amor entre un gigantón con problemas para relacionarse
y una mujer con una profunda depresión, resulta dura y tierna al mismo tiempo
sin llegar en ningún momento a ser pastelosa. Aunque bien es cierto que tiene
algún giro poco creible.
En
líneas generales todo es muy del montón, pero a la vez resulta tierno y
cercano. Lo hemos visto ya muchas veces pero aun así su director consigue
colárnoslo, y eso tiene mucho mérito.
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