Mustang (Francia, 2015).
Dirección: Deniz Gamze
Ergüven.
Intérpretes:
Erol Afsin, Ilayda
Akdogan, Doga Zeynep
Doguslu, Elit Iscan, Ayberk Pekcan,Günes Sensoy, Tugba
Sunguroglu.
Guión: Deniz Gamze Ergüven, Alice Winocour.
Música
original: Warren Ellis.
Fotografía: David Chizallet, Ersin Gok.
Montaje:
Mathilde Van de Moortel.
Idioma: Inglés.
Duración: 97 minutos.
El último pasto
Dice la Wikipedia (y cito textualmente) que: “la palabra
española mustango es una adaptación
del inglés mustang, que a su vez
proviene del español mesteño con
variante mestengo. Se llamaba en
español desde s. XIII mesteño o mestengo a los caballos que no
tenían dueño conocido, y que por las leyes de Castilla debían pasar a propiedad
de las mestas o concejos de ganaderos. El mestengo era un animal distribuido en este tipo de concejos, y por
extensión, la palabra se utilizaba para referirse a cualquier animal salvaje.
Mustang supone el
debut en el largometraje de Deniz Gamze
Ergüven. La película ha obtenido el Goya a la mejor película europea entre
otros galardones y está nominada a los Oscar como mejor película de habla no
inglesa. La mirada de su director,a de origen turco, se detiene y reflexiona en
el choque cultural que suponen cinco hermanas adolescentes para su abuela, que
se ve desbordada e incapaz de gestionar el día a día en la Turquía rural que
habitan. Ellas, con todas las preguntas de la vida por contestar, no se someten
al férreo control de su entorno, que tratará de asfixiar cualquier conato de
libertad con toda la maquinaria disponible.
La adolescencia es
ese periodo de duración incierta que constituye la etapa menos anodina de la
vida. Al desarrollo físico compuesto por cambios que abundan en las
diferencias interpersonales que marcarán el comportamiento de los individuos,
le sigue una curiosidad ingenua e indomable por todo. Ansia por estrenar una
maduración recién adquirida. Quizá el único tramo en que cuerpo y mente dan
pasos coordinados aunque la dirección no esté clara. El
esbozo apenas cincelado se convierte en una escultura con volumen y
profundidad.
La película no juzga ni menosprecia las tradiciones
ancestrales de una cultura como la otomana, pero sí traza una línea que pone de
relieve prácticas que no por habituales dejan de ser abusivas. Este espejo, en
ocasiones monstruoso, sitúa en el centro de la escena la educación como eje vertebrador que proporciona al sujeto
independencia de criterio y pensamiento ante la sociedad, un grano de arena
en la reformulación del espacio social de la mujer en el mundo musulmán.
A pesar de ser una película luminosa, una llamada al cambio
y a la revolución, el choque de estos dos estilos de vida genera desgarro pues
la lucha es desigual en todos los aspectos, dentro de un país que se debate
entre la modernización social y económica o el mantenimiento del status quo. Sin herramientas propias
para gestionar o denunciar los conflictos que les acontecen, es el carácter de cada una de las hermanas
el que prevalece junto a su destino. Así, a temprana edad, su futuro queda
convenido impidiendo que sean propias las conquistas y las derrotas de la
salvaje adolescencia.
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