El pregón (España,
2016).
Dirección:
Dani de la Orden.
Intérpretes:
Andreu Buenafuente, Berto Romero, Belén Cuesta, Jorge Sanz, Goyo Jiménez.
Guión:
Diego San José, Daniel González y David Serrano.
Música original:
The Pinker Tones.
Fotografía:
Isaac Vila.
Montaje:
Alberto Gutiérrez.
Idioma:
Español.
Duración:
85 minutos.
Por David Sancho
Andreu Buenafuente y
Berto Romero afrontan su primer proyecto cinematográfico como estrellas
absolutas de la función. Dos cómicos televisivos que sin embargo no pueden ser
llamados actores, y no lo digo porque no sepan actuar, que casi que también.
La historia que nos
cuentan es muy sencillita. Dos hermanos tenían un grupo de tecno pop
medianamente famoso en los 90. Peleados y sin haber sabido nada el uno del otro
desde hace dieciocho años, se encuentran en horas bajas y necesitados de
dinero. Un buen día reciben la llamada del alcalde del pueblo que les vio nacer
proponiéndoles dar el pregón a cambio de una cuantiosa cantidad de dinero ya
que allí continúan siendo los héroes locales. Aceptan la oferta y se ven
obligados a trabajar juntos otra vez mientras que las cosas se complican
rápidamente.
La película basa la mayoría de sus chistes, como ya lo hiciera Ocho
apellidos vascos, en las particularidades culturales de una cierta región de
nuestro país. Por lo tanto aunque la premisa sea medianamente original, el
resto del guión basa su efectividad en algo que está de moda ahora mismo, no
olvidemos que hay una serie de argumento bastante similar, y por lo tanto
bastante manoseado. Lo que en esos ejemplos se trata del choque cultural entre
distintas regiones, aquí es entre la ciudad y un pequeño pueblo de interior.
Ante la falta de
originalidad sólo les queda conseguir un puñado de buenos chistes y situaciones
cómicas que funcionen y tener a los actores adecuados para que la cosa tenga su
gracia. Y lo cierto es que hay chistes que funcionan, y otros que podrían
hacerlo si no fuese por el reparto, y más concretamente por Buenafuente. Porque
donde Berto consigue salir airoso Buenafente naufraga. Berto tiene momentos muy meritorios dentro la
película, pero Buenafuente demuestra que lo suyo es el plató televisivo y no el
cine.
Hay muchos chistes
facilones, otros de escaso gusto y alguno que otro que funciona la mar de bien,
pero por lo general la película resulta simplemente amena, se deja ver con
agrado y trasmite la impresión de haber sido concebida solo para
aprovechar el filón que otras antes que ella iniciaron.
No estamos ante un
bodrio, pero sí ante algo inofensivo que podría haber dado mucho más de sí con
algo más de trabajo en el guión y con un reparto menos famoso pero más apto.
Pero bueno, ante la eterna crisis del cine español, es de esperar que copiemos
el modelo americano y exprimamos las ideas que han sido un éxito hasta que el
público diga basta.
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