3/10
Don’t Grow Up (Francia-España, 2015).
Dirección: Thierry Poiraud.
Intérpretes: Fergus Riordan, Madeleine Kelly, McKell David, Darren Evans, Natifa Mai, Diego, Méndez, Daniela Jerez.
Guión: Maria Garel Weiss.
Música original: Jesús Díaz y Fletcher Ventura.
Fotografía: Matías Boucard.
Montaje: Stéphane Elmadjian.
Idioma: Inglés.
Duración: 81 minutos.
No la veas o morirás
Por David Sancho
Sorprende que no se trate de una ópera prima. Esta coproducción franco española tiene un deje amateur que da la impresión de ser inintencionado, el cual se palpa tanto en lo absurdo de su guión como en lo plano de su dirección.
Se trata de una película de zombis más. Bueno, una de esas películas en las que un virus o enfermedad afecta a gran parte de la población y los convierte en algo parecido a un zombi, haciendo que los demás tengan que buscarse las castañas para sobrevivir. En este caso el virus afecta solamente a los adultos, y supongo que su guionista pensó que este detalle tan novedoso sería suficiente para que la película generase interés. Pero lo cierto es que no es así. En la película ni siquiera son capaces de explicar qué considera el virus que es un adulto, y todo acaba por ser bastante random.
La película se toma bastante en serio a sí misma desde el principio, dando mucha importancia al pasado de sus protagonistas, como tratando de justificar de esta manera su acciones futuras, pero lo cierto es que no lo consigue.
En general es un gran sinsentido. Como suele suceder en este tipo de películas, los supervivientes no han visto una película de zombis en su vida y actúan de manera irracional constantemente. Además, sorprende ver como niños de unos diez años de edad, tardan un día en convertirse en seres carentes de empatía y con unas habilidades para el asesinato y la supervivencia que ya las querrían los protagonistas de The Walking Dead tras seis temporadas y años pasándolo putas.
Dónde está ambientada la película es casi un misterio, pero aparentemente se trata del Reino Unido. Si es así, resulta verdaderamente curioso como estos críos consiguen armarse hasta los dientes en un país en el que ni la propia policía suele llevar armas de fuego encima.
Las transformaciones de los supervivientes en esos pseudo zombis también es algo un tanto aleatorio. Ya que puede tratarse de un proceso fácilmente apreciable o algo más bien sutil y casi imperceptible, según convenga para el buen desarrollo de la escena en cuestión.
La película también tiene una parte romántica, una historia de amor que se va fraguando en medio de la huida. Tal vez sea lo más convincente de la película, pero más por el desastre general que por méritos propios.
En resumen, se trata de una cinta de terror con muy poco que salvar, tal vez la fotografía en su tramo final, que por suerte para el espectador, intuyo será muy difícil encontrarla en los cines.
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