Batman v.
Superman: Dawn of justice (Estados Unidos,
2016).
Dirección:
Zack Snyder.
Intérpretes: Henry Cavill, Ben
Affleck, Gal Gadot, Jesse Eisenberg, Amy Adams, Jeremy Irons, Laurence
Fishburne, Michael Shannon, Scoot McNairy, Holly Hunter, Diane Lane.
Guión:
David S. Goyer y Chris Terrio.
Música original:
Hans Zimmer, Junkie XL.
Fotografía:
Larry Fong.
Montaje:
David Brenner.
Idioma:
Inglés.
Duración: 151 minutos.
Por David Sancho
DC sigue la estela de sus competidores Marvel y comienza a desarrollar su
universo. Para la ocasión, une a sus dos personajes estrella, Batman y
Superman, e introducen unos cuantos nuevos que aparecerán en las siguientes
películas o que tendrán película propia, vamos, que ponen toda la carne en el
asador.
DC se la juega. Pone un presupuesto abultado en las manos de Zack Snyder,
responsable de la película de la que Batman v. Superman puede considerarse
secuela, y que ya resultó bastante irregular. Yo personalmente la disfruté a
pesar de sus muchos defectos, especialmente esa tendencia a la grandilocuencia
heredada de Nolan, el cual ejerce aquí de productor ejecutivo. El hombre de acero tiene escenas bastante estimables y un inicio más que prometedor, pero
cierto es que en su tramo final peca de excesivo y acaba por desaprovechar todo
lo conseguido. Ahora tocaba ver cómo se las apañaba Snyder para conseguir hacer una
película que satisfaga a los seguidores de ambos superhéroes sin por ello
traicionar su estilo.
La película comienza donde lo dejó El hombre de acero, pero esta vez desde
el punto de vista de Bruce Wayne, para así mostrarnos como le afectó
personalmente la destrucción generada por Superman y los demás kryptonianos. A
su vez se nos hace una pequeña retrospectiva de la vida de Wayne, bastante
innecesaria a estas alturas, pero por suerte la cosa pasa rápido.
A partir de ese momento comenzamos con la misma cantinela con la que casi
toda película de superhéroes nos ha estado taladrando los últimos años. La
responsabilidad del superhéroe, que un gran poder conlleva una gran
responsabilidad y demás reflexiones que estamos ya hartos de escuchar.
La película no encuentra su ritmo en ningún momento. Cuando no se pierde en
reflexiones ya más que desarrolladas en la película anterior o en la saga de El
caballero oscuro de Nolan, que por otro lado no está relacionada con esta
película, se pierde en escenas oníricas o poéticas que siguen lastrando más y
más a la película.
Las escenas con efectos CGI que fueron tan criticadas en la película
anterior por acabar abrumando al espectador y consiguiendo lo contrario de lo
que se proponían, aquí se ven muy reducidas. Esa es una de las grandes noticias
que nos trae esta película, se ve que Snyder y los suyos están aprendiendo de
sus errores y los intentan solucionar. Obviamente hay muchos efectos especiales
en la película, pero nunca consiguen apoderarse de la función.
Otro de los errores que aquí se ven subsanados es la ausencia de chistes de
la que adolecía El hombre de hierro. No es que se trate de una comedia, ni
mucho menos, el tono solemne y grandilocuente marca de la casa sigue ahí, pero
han introducido los chistes necesarios en el momento adecuado como para que no
nos cortemos las venas. Se agradece.
Otro gran fichaje que se ha promocionado mucho es el de Wonder Woman. Gal
Gadot se ha paseado por casi todos los late night shows americanos
promocionando la película y su personaje. Sin que se trate de un cameo, tanta
promoción hacía presagiar que su presencia tuviese mayor peso. Lo cierto es que
su presencia está bastante reducida, pero cuando su personaje entre por fin en
acción, la película mejora. ¡¡Hasta la música mejora!! Diez minutos bastante
entretenidos que nos reconcilian con la película y que ayudan a que
sobrellevemos un epílogo excesivamente largo.
Otra de las grandes atracciones era ver qué tal se las manejaba Jesse
Eisenberg como el nuevo Lex Luthor. En su primera aparición da la impresión de
que el personaje le viene como anillo al dedo, pero la cosa se va desinflando
poco a poco y Jesse va cayendo en una maraña de tics y sobreactuación que le
convierten posiblemente en el peor Lex
Luthor hasta la fecha.
Por lo tanto nos encontramos con una película espesa y farragosa que
consigue aprender de los errores pasados pero que acentúa otros. Nadie va a pedirle
a DC que adopte el estilo ligero de Marvel, pero mal futuro le auguro si no
consiguen mejorar narrativamente, desarrollando tramas de manera más coherente
y sin la necesidad de querer parecer siempre los más listos de la clase. Por lo
que vemos en los trailers de Escuadrón suicida, parece que pueden haber
encontrado el camino.
Por el momento nos quedamos un poco tristes por una nueva decepción, o
mejor dicho, por no habernos quedado todo lo satisfechos que hubiésemos deseado.
Pero hay que mantener la esperanza y esperar a ver si los nuevos superhéroes
dan la talla y le aportan al universo DC la frescura que necesita, o si por el
contrario, sigue tropezando en las mismas piedras. La respuesta nos llega
pronto, agosto de este año, y yo, la verdad, es que la espero con muchas ganas.
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