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The End of the Tour (EEUU, 2015)
Dirección: James
Ponsoldt.
Intérpretes:
Jesse Eisenberg, Jason Segel, Anna Chlumsky, Joan
Cusack, Mamie Gummer, Mickey Sumner, Chelsea Anne
Lawrence, Lindsey Elizabeth, Noel Fletcher, Gina
Ferwerda, Dan John Miller, Joel Thingvall, Punnavith
Koy, Stephanie Cotton.
Guión: Donald
Margulies.
Música original:
Danny Elfman.
Fotografía:
Jakob Ihre.
Montaje:
Darrin Navarro.
Idioma:
Inglés.
Duración:
105 minutos.
Entrevistas
extensas con escritores deprimidos
Por Miguel Montañés
Poca
gente hay más peculiar que un escritor. Pon a dos de ellos juntos. Haz que uno
escriba sobre el otro y tendrás una historia. Si el escritor sobre el que tiene
que escribir el primero es David Foster Wallace la historia merece ser contada.
Esto
fue lo que ocurrió en 1996, cuando David Lipsky, joven periodista que acababa
de fichar por una Rolling Stone que por aquel entonces no había publicado nunca
una entrevista a un intelectual, convenció a sus jefes para que le permitieran
pasar varios días con el autor del libro del momento y documentar la
experiencia. El libro era La broma
infinita. El autor Foster Wallace. Wallace se encontraba en ese momento al
final de la gira promocional de presentación con todo el desgaste físico y
emocional que algo así supondría para cualquier persona, cuanto más en alguien
como él; demasiado preocupado por no herir los sentimientos de los demás,
demasiado preocupado por no convertirse en un farsante (llegó a confesarle a
Don DeLillo en algún momento de la caudalosa correspondencia que mantuvieron
que la novela le había salido de chiripa), demasiado preocupado por su excesiva
preocupación.
The End of the Tour transforma en dramaturgia veraz lo que
suponemos que fue aquel encuentro, perdiendo pie, eso sí, en los momentos en
que el ego de los dos personajes principales se interpone —novelista modesto
pero con gran habilidad para establecer vínculos sociales Lipsky, narrador de
éxito aunque con evidentes discapacidades interpersonales Wallace— por no
transmitirse una intensidad en su relación que justifique los momentos de discordia
intermitente que va acumulándose a lo largo del metraje. Con todo, no hace
falta estar familiarizado con la obra de DFW para experimentar la sensación de
soledad, la percepción de estar acabado antes de tiempo y la constatación de lo
complejo de las relaciones humanas que transmite con clarividencia la película.
No se puede negar tampoco que Jason Segel nació para llevar una bandana en la
cabeza y hablar sobre langostas y ninguno, ni siquiera él, nos habíamos dado
cuenta hasta ahora.
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