Macbeth (Reino Unido, 2015)
Dirección:
Justin Kurzel.
Intérpretes: Michael Fassbender, Marion Cotillard, David Thewlis, Elizabeth Debicki, Jack Reynor, Sean Harris, Paddy Considine, Julian Seager, David Hayman, James Michael Rankin, Barrie Martin, Ross Anderson.
Guión: Todd Louiso, Jacob Koskoff, Michael Lesslie; sobre la obra de William Shakespeare.
Música original: Jed Kurzel.
Fotografía: Adam
Arkapaw.
Montaje: Chris
Dickens.
Duración: 113
minutos.
Idioma:
Inglés.
Something
wicked this way comes
Por Miguel Montañés
Cabe
preguntarse para empezar lo de siempre: si era necesaria otra adaptación
cinematográfica de una de las obras más relevantes de uno de los escritores más
populares de la historia. Que sepamos, hasta el momento han sido por lo menos quince;
y las que vendrán. Cabe responderse a eso que no, que necesaria, necesaria no
era, pero Justin Kurzel y los suyos se han enfrentado con valentía al reto y
han sabido aportar una visión novedosa del clásico. Que la producción sea británica
seguramente ha ayudado. Si nos encontráramos ante un producto americano más o
menos comercial que, como en este caso, huye de las licencias y se esfuerza por
mantenerse fiel a la historia primigenia, a lo mejor estaríamos hablando de
otra cosa. Quién sabe.
En
eso de la literalidad también le ha salido bien la jugada a Kurzel, aunque con
reservas. Macbeth, Lady Macbeth —espléndidos Michael Fassbender y Marion
Cotillard en sus respectivos papeles, eso no se puede negar— y todos los demás
lloran, sufren, son personajes humanizados, encarnaduras actualizadas que
cercenan miembros de soldados enemigos a cámara superlenta en las nebulosas
lomas escocesas, fotografiadas por cierto con verdadero arte por Adam Arkapaw.
Bien la puesta al día, pero he aquí las reservas: el guión parte de una obra
teatral escrita en el siglo XVII y a pesar de la buena labor de todos los
implicados, cuando uno trata de renovar una narración circunscrita a unos
códigos tan determinados intentando mantener la fidelidad al original, corre el
riesgo de estrellarse en tierra de nadie. El riesgo era asumido y no ha habido
grandes daños que lamentar, sí algunas pequeñas turbulencias que, de todas
maneras, el espectador no tendrá en cuenta si consigue entrar en la película.
Motivos hay para hacerlo.
El
Macbeth de 2015 es un Macbeth más sanguinario, más oscuro, más vigoroso y
brutal. Más Macbeth que el propio Macbeth. Y si Shakespeare levantara la
cabeza, bueno, probablemente la escondería rápidamente debajo de la butaca
aterrorizado, pero en cuanto alguien le explicara todo eso del cinematógrafo,
el sistema Dolby y la tecnología DLP,
con casi total seguridad disfrutaría del espectáculo.
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