Dirección: Robert Zemeckis.
Intérpretes: Joseph Gordon-Levitt, Ben Kingsley, Charlotte Le Bon, James Badge Dale, Cesar Domboy.
Guión: Christopher Browne, Robert Zemeckis; sobre el libro de Philippe Petit.
Música original: Alan Silvestri.
Fotografía: Dariusz Wolski.
Montaje: Jeremiah O’Driscoll.
Idioma: Inglés, francés.
Duración: 123 minutos.
Equilibrismo avanzado
Por Miguel Delgado
Equilibrismo avanzado
Por Miguel Delgado
Robert Zemeckis estuvo durante la primera década del siglo XXI tonteando con la animación. A pesar de realizar la estimable Beowulf, sus películas en capture-motion no consiguieron contentar a los espectadores, que esperaban ansiosos su vuelta a la imagen real. Por suerte, hace unos pocos años entrego El vuelo, un drama con las adicciones de fondo, irregular pero que dejaba buenas ideas y una escena espectacular. Y es que algo que siempre vamos a presenciar en una película del director es un buen desempeño visual. Nacido al sol de los maestros de la industria de los 70, Zemeckis se embarca en proyectos comerciales a los que trata con total personalidad y eso siempre se agradece. Ahora llega su nuevo film, otra vez en acción real, y en el que había grandes esperanzas puestas.
La película cuenta la historia de Philippe Petit, equilibrista francés que en los años 70 se propuso cruzar las Torres Gemelas en un cable. Una loca hazaña real que curiosamente ya fue contada hace muy poco en el cine por el documental Man On Wire, ganador de entre otros premios el Oscar. Cabría pues esperar que Zemeckis le diera su propio punto de vista y añadiera los suficientes toques como para encontrar algo novedoso o digno de ver. Y en cierta manera así es, ya que desde un primer momento, uno nota en la película un estilo general de cuento francés, que recuerda al cine de directores como Jean Pierre Jeunet en Amélie, creando una atmósfera extraña para contar una historia realista o increíble. Es sobre todo en la primera parte de la película cuando se nota, pero siempre se mantiene el tono. Durante el segundo acto añade cierto toque de “heist movie”, aunque parece que Zemeckis no se atreva a lanzarse del todo a este género.
En cualquier caso, el aire irreal le queda bien al relato, debido a lo increíble de la hazaña del protagonista, un entregadísimo Joseph Gordon Levitt con un extraño acento francés. Increíble aunque en cierto modo absurda, y el guión escrito por el director y por Christopher Browne se maneja bien para darle la emoción y épica necesaria sin caer en una falsa trascendencia. Por desgracia lo que no se evitan son los efectismos, en gran medida facilones y evitables, buscados para crear tensión pero que de tan previsibles se vuelven inútiles. No llegan a estropear la cinta en ningún caso, pero mejoraría bastante con un tratamiento más sutil de guión.
Pero si algo destaca en la película es su realización y el despliegue técnico del que hace gala. A lo largo de la película, en los dramáticos, se nota un buen desempeño del realizador, siempre dentro de ser un trabajo discreto. Pero cuando Petit se sube a la cuerda, Zemeckis se saca todos los ases que tenía guardados y despliega un trabajo que realmente llega a poner los pelos de punta. Con un gran nivel de producción, el director se permite hacer los paseos por el cable lo más impactantes posibles. La película no es apta para aquellos con un vértigo muy pronunciado, y es que la recreación de las torres es perfecta, en ningún momento uno nota que realmente no están allí y el vacío hasta el suelo parece real. Para apreciar unos efectos visuales de este nivel es recomendable ver la cinta en IMAX y en 3D.
En última instancia, la película se muestra realmente como el más sentido homenaje a las Torres Gemelas que ha dado el cine hasta la fecha, sin necesidad de ahondar en los hechos en los que fueron destruidas. Los planos de las torres inundan el montaje (resultando a veces hasta repetitivo), y el hábil último plano, sin necesidad de recalcar nada, habrá provocado un nudo en la garganta de todos los americanos. Una película entretenida, emocionante en su justa medida, aunque algo peliculera. En general, un cuento muy agradable y con un nivel visual apabullante, aunque Zemeckis aún no ha recuperado el nivel de otras épocas.
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