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jueves, 5 de noviembre de 2015

Críticas: Spectre

7/10
Skyfall (Reino Unido-Estados Unidos, 2015).
Dirección: Sam Mendes.
Intérpretes: Daniel Craig, Christoph Waltz, Monica Bellucci, Léa Seydoux, Ralph Fiennes, Naomie Harris, Rory Kinnear, Ben Whishaw, Dave Bautista, Andrew Scott.
Guión: Neal Purvis, Robert Wade, John Logan, Jez Butterworth; sobre los personajes de Ian Fleming.
Música original:Thomas Newman.
Fotografía: Hoyte van Hoytema.
Montaje: Lee Smith.
Idiomas: Inglés, español, italiano, alemán, francés.
Duración: 148 minutos.


Los muertos están vivos

Por Miguel Delgado


La llegada de Daniel Craig supuso un punto de inflexión tremendo en la historia cinematográfica de James Bond. Se cambió la fantasía noventera de las películas de Pierce Brosnan por un estilo más serio, más cercano y con más enjundia, aunque sin renunciar al espectáculo. Muchos fans de Bond se han sentido a lo largo de estos años decepcionados con esta vuelta de tuerca, si bien es cierto que se debería reconocer como Skyfall recuperaba algunos elementos clásicos, adaptándolos de manera muy inteligente a la nueva fórmula. No en vano, también debería considerarse a esta película como la mejor de la saga, gracias a Sam Mendes -uno de los mejores cineastas de la actualidad-, que se sacó un trabajo portentoso de la manga como nunca antes se había visto en una cinta del famoso espía. No es de extrañar que los productores quisiesen que volviese a toda costa, algo que consiguieron a pesar de su negativa inicial. Buena noticia para todos los que creemos que la saga ha adoptado el mejor camino imaginable. ¿Su nuevo trabajo se encuentra a la altura de las expectativas? 

Para pasar del tema rápido, contestemos primero si nos encontramos ante una “película Bond”, sea lo que sea lo que esto signifique. En principio, los seguidores no deberían sentirse decepcionados a no ser que sean fans cuadriculados, pues si en Skyfall teníamos parte de la mitología mítica de vuelta, aquí la cosa no hace sino aumentar: las chicas Bond tienen más presencia, la acción es mayor y recupera parte de su fantasía imposible (sin salirse de los límites impuestos), y las guaridas, los secuaces y los villanos de opereta resultan rápidamente reconocibles. Y es que esta nueva entrega sacrifica de manera bastante consciente parte del tono más grave. No solo en la acción, si no con un aumento del humor, sobre todo en la primera mitad del relato, que se potenció una vez terminado el primero borrador de guión. Por suerte, todos los chistes funcionan al dedillo, ninguno resulta impostado gracias en gran parte a un inspirado reparto. 

Este cambio resulta el más significativo, pero aun así no resulta brusco ni desentona, si no que se siente como una evolución natural de la etapa Craig, y más en concreto, una hermana digna de la anterior película de Mendes. La trama resulta interesante aunque no muy significativa (no hay nada aquí que no hayamos visto en otras películas de 007 o, por ejemplo, la saga Misión Imposible, cuya estupenda quinta entrega guarda varias similitudes con la trama de Spectre), así que sobre todo vuelve a brillar la labor de Sam Mendes. En el aspecto visual (atentos al brillante plano secuencia que da inicio a la cinta o a la presentación del villano, algo que ya supo hacer de manera magistral en Skyfall), en el ritmo de la narración, llevando el metraje de una manera notable aunque puede hacerse algo larga y excesiva en su tramo final, en la dirección de actores… en general un trabajo digno de su brillante trayectoria. Por alguna razón el director no está tan valorado como se merece a pesar del éxito con su debut en American Beauty

Técnicamente es impecable en todos los demás elementos aparte de la planificación. Como la fotografía de Hoyte Van Hoytema que rinde a un estupendo nivel con un trabajo digno de la magnífica y meteórica trayectoria (probablemente sea el director de fotografía más en forma de la actualidad, con el permiso de Emanuelle Lubezki), o la banda sonora de Thomas Newman, que repite de nuevo con un trabajo inspirado y original, que remite en sus notas al estilo de la franquicia de una manera sutil y hermosa, un trabajo comedido y muy bien encajado. Si nos adentramos en el equipo artístico tenemos también un gran nivel general. Craig como Bond se encuentra más definido que en ocasiones anteriores y se ha hecho totalmente con el personaje, de tal manera que a día de hoy solo Sean Connery podría mirarle a la cara en lo que a interpretación de Bond se refiere. Ayuda que sus películas sean de las mejores, todo hay que admitirlo. A su lado, se ha decidido potenciar la presencia de aquellos encargados de ayudar al agente del MI6, algo que sobre el papel puede resultar chocante, pero con actores de la talla de Ralph Fiennes o Ben Whishaw acaba resultando de lo más agradable. Es este último uno de los encargados de llevar a cabo el humor del que hablábamos anteriormente, algo que consigue sin esfuerzo.

Sin embargo, no todos los personajes están al mismo nivel. Andrew Scott -el Moriarty de la aclamada serie Sherlock- tiene un personaje cuya presencia  siempre se antoja insuficiente. Aparece y desaparece de la pantalla demasiado rápido y no termina de tener la presencia que necesitaría el personaje debido a su importancia final. Pero el mayor error de la cinta lo encontramos en el villano al que encarna Christoph Waltz. Había mucha expectación por el papel interpretado por este magnífico actor. Finalmente, cumple sin tacha aunque sin destacar demasiado y repitiendo algunos clichés. El problema es su relación con Bond, un elemento diferenciador que sin embargo y de manera incomprensible, apenas está explotado en la trama. Las motivaciones que le mueven contra el protagonista son explicadas de manera rápida y pasan de largo, cuando debería haber sido el elemento dramático más importante de la cinta. Ese esto lo que hace que Spectre se quede un poco por debajo de la anterior película del realizador británico. 
No hay tacha ninguna, eso sí, con las chicas Bond. Monica Bellucci apenas sale pero cumple perfectamente con su papel de amor pasajero del personaje y su exuberante presencia le queda como un guante a la película. Es Léa Seydoux la que se lleva gran parte del protagonismo, con un personaje decente pero que funciona por sí mismo y ayuda a dar un buen final al arco argumental que inició el personaje interpretado por Eva Green en Casino Royale. De hecho, toda esta película sirve como un catalizador y un final de las tramas de toda la etapa de Daniel Craig con el personaje, tanto la principal trama de acción, como la que afecta a la personalidad de Bond y sus demonios interiores. Resulta un punto y final bastante conseguido, contando además con el más que suponible adiós a la saga de protagonista y director. 


Así pues Spectre termina por no ser tan redonda como Skyfall, lo que la hace estar un escalón por debajo de esta y de Casino Royale, pero aún estamos ante un Bond de un nivel muy alto, un espectáculo a tener en cuenta y una buena muestra de lo que se ha convertido la saga, por suerte, a día de hoy. Sin embargo ahora hay un problema, y es que lo tienen más que difícil para elegir un realizador de la talla de Sam Mendes, por no decir prácticamente imposible. A no ser que acaben contando con los rumoreados durante tiempo Christopher Nolan o Danny Boyle, no parece probable que vayamos a tener un sustituto de su nivel. Aunque los fans seguramente estén muy ocupados divagando sobre la elección de un nuevo Bond (incluso se ha rumoreado a un actor negro como Idris Elba como sustituto), como para que esto les importune. 



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