"Una
verdadera reconciliación no va a llegar a Chile hasta que realmente se haga
justicia"
Pablo
Larraín (1976) es un director de cine chileno que ha dirigido cinco
largometrajes. Debutó en el año 2006 con Fuga,
y consiguió un gran prestigio crítico con su segundo trabajo, Tony Manero (2008), que obtuvo, entre
otros, el Premio Horizontes Latinos del Festival de Cine de San Sebastián. Su
cuarta película, No (2012), sobre la
campaña contraria a la continuación de Pinochet en el referéndum de 1988,
estuvo nominada al Oscar a la mejor película de habla no inglesa y recibió el
Premio de la Quincena de los Realizadores en el Festival de Cannes. Su trabajo
se centra en revisar la idea de impunidad y la trágica experiencia de la
dictadura en la historia reciente chilena.
El club, su nuevo trabajo, obtuvo el Oso
de Plata-Premio Especial del Jurado del Festival de Cine de Berlín. El film se
estrena este viernes 9 de octubre en España, pero se presentó en nuestro país
en la sección Horizontes Latinos del Festival de Cine de San Sebastián. Fue en
el Zinemaldia de Donostia donde Tierra Filme pudo entrevistar a Pablo Larraín
después de la proyección de su película.
1.- ¿Por qué decidiste acercarte a un tema
tan delicado como el que trata El club?
¿Cómo fue el proceso de preparación de la película?
¿A
ti te parece delicado?
2.-Me parece que es un tema que la gente
muchas veces no quiere ver.
Sí,
a mí lo que me pasa… Yo fui educado en un colegio católico.
3.-Yo también.
Entiendo
la pregunta, por eso te hacía la mía, no quiero joder. (Sonríe). Son materiales
que lidian con susceptibilidades, y yo creo que el cine tiene que hacer eso a
veces. Todos sentimos en algún momento que algo afecta a las nuestras. Probablemente
cuando se logra hacer eso, hay algo que vale la pena contar.
No
sé cuál fue tu experiencia, pero desde cuando yo estudié hasta ahora, hay curas
que conocí que son muy respetables hacia los que siento mucha admiración, y
creo que son muy buenos hombres, que de verdad han hecho cosas muy valiosas.
Después hay otros curas que conocí que son gente que vive en la cárcel o que
están en procesos judiciales. Y después hay un tercer grupo de curas que nunca
más vi, son como curas que se perdieron. Y esta película es sobre esos curas,
sobre eso que a veces decimos que es el club de los curas perdidos. Curas que
ya no están, que los sacan de circulación, digamos. Y esta película viene a
mostrar un poco la idea de una Iglesia que tiene como un lavadero, al que lleva
sus trapos sucios. Como se dice: “Los trapos sucios se lavan en casa”. La
Iglesia los lava en el tipo de casa que aparece en la película.
4.- Otro director, al acercarse al tema de
la película, muy probablemente hubiera querido mostrar, de alguna otra forma,
las imágenes de las que los personajes hablan. ¿Por qué decidiste tú en cambio
sugerir verbalmente todo lo que ha sucedido en el pasado? ¿Te propusiste que
esas imágenes las generaran mentalmente los espectadores?
Lo
que uno intenta hacer es buscar un espectador activo. Esa película que podría
haber sido, de la que tú me hablas, es una película que todos ya hemos visto.
Es un cine que no necesita al espectador. Es un cine que te muestra todo, que
te juzga todo. Todo lo que se hace, se dice. Todo lo que se ve, se muestra.
Todo se expone. Y en cambio acá lo que hacemos es indagar con una palabra o una
imagen que detone el imaginario del espectador a partir de su biografía y a
partir de su propia forma de entender el mundo. Y eso me parece mucho más
interesante, porque es el espectador el que completa la película, no eres
tú.
5.- Hemos leído que te consideras un
director que trabaja desde el amor a sus personajes para poder construir su
película, para poder comprenderlos sin juzgarlos. En una película con un tema
tan difícil y una visión del ser humano tan amarga como esta, cómo concilias
ese trabajo desde el amor con unos personajes hacia los que no sientes
simpatía.
Bueno,
yo siento simpatía. Y lo que hago es verlos con compasión. Creo que la compasión
es la clave de la película. Es la clave de la religión además. El cine que
intente aproximarse a un fenómeno místico como la religión debe, creo yo,
intentar ver a sus personajes desde esta perspectiva. A pesar de que son personajes
que se ven tan distantes y quizá violentos, a algún espectador le producen
cierto cariño.
6.- ¿Como en la relación de uno de los
sacerdotes con los perros?
Sí,
exacto. Y también por la proximidad. Es una película que está filmada cerca de
los personajes. Es una película en la que hemos utilizado una óptica que nos
permitía estar a noventa centímetros de los personajes. Los ves cerca, los ves
respirar, ves su piel, casi puedes notar su sudor. Yo me acuerdo de cuando me
iba a confesar en el colegio: uno sentía al cura muy cerca, y casi podías
olerle el hálito, si tenía o no perfume. Quería capturar esa sensación.
Pero
sí, sobre todo proximidad porque creo que son personajes distintos. Algunos
cuando están solos son personas que se ven más frágiles, pero cuando están en
grupos se vuelven peligrosos. Está en la condición humana. En general, la
devoción religiosa es así. Existe el tipo que se pone a una bomba, sube a un
tren y lo explota, digamos; pero también existen actos de intolerancia
religiosa de forma colectiva, y me parece muy interesante que eso suceda. Es
una guerra santa está también, distinta a la yihad, pero también es una guerra
santa.
7.- ¿Cómo trabajaste la interpretación de
los actores?
No,
lo que pasa es que, lo que hicimos acá, que yo no había hecho antes –y que
muchos directores hacen, en todo caso. No estamos inventado la rueda- es no
darle el guion a los actores, ellos no sabían de qué iba la película, cómo eran
sus personajes ni los de sus compañeros. Lo que necesitas para hacer eso, en
primer lugar, es tener muy buenos actores. Crear un espacio de confianza entre
ellos y nosotros. Es importante que el actor haga un acto de presencia.
Idealmente lo que tú haces es que tiras cámara, el tipo está delante, no sabe
mucho de nada, la escena se la acabas de dar; y la primera toma y la segunda
toma no sirven, pero luego ya empieza a funcionar porque el actor tiene la
certeza de que para poder hacer lo que tiene que hacer primero debe estar allí,
en ese lugar instante, y eso es capturado. No es consciente de lo que va a
pasar ni de lo que pasó, y eso le da una cierta frescura al relato, porque al
personaje se le ve más frágil.
8.- ¿Crees que la llegada de un Papa nuevo como
el de ahora puede cambiar ese tipo de situaciones que se denuncian en la
película?
Yo
quisiera comentar dos cosas. La primera es que la película intenta aproximarse
a eso, y hay una pugna en el film entre la nueva Iglesia y la vieja Iglesia. La
idea de una nueva Iglesia más cercana a sus fieles, una Iglesia más humilde, una
Iglesia más compasiva y humana. Pero luego existe también esta vieja Iglesia,
esta Iglesia de cónclave, más elitista, una Iglesia que no pone en cuestión
nada, que no reconoce sus errores, una Iglesia soberbia. Esa pugna creo que
está bien incluida en la película, muestra esas dos caras.
Y lo
segundo que quería decir es que yo no sé bien cuáles son las intenciones del
nuevo Papa, uno puede leer algunas cosas positivas, otras me parecen más
dudosas: por ejemplo, que mantenga en Chile activos a unos cardenales y que han
encubierto directamente a monstruos durante los peores años, y esa situación me
parece una contradicción, no sé bien qué leer de él.
Pero
al mismo tiempo, creo que él busca hacer cambios en la Iglesia, pero no se nos
puede olvidar que esta es una institución que lleva funcionando de la misma
manera por dos mil años. Que venga a hacer eso en pocos años no es tan
sencillo. Hay que darle tiempo.
9.-Chile, como España, tiene en su pasado
la experiencia reciente de una dictadura. Yo quería preguntarte por dos cosas:
¿cómo de presente está en el Chile actual la dictadura de Pinochet? ¿Y en
países que tienen una experiencia de este estilo se debe buscar la
reconciliación a cualquier precio o esta no será posible hasta que se logre
cerrar todas las heridas?
Lo
que pasa es que hay cosas que tienen que ver con la impunidad. En Chile no
hemos sido capaces de juzgar apropiadamente a la gran mayoría de militares
implicados en el golpe de Estado. Hay mucha información que existe y que no
sabemos, tanto de víctimas como de victimarios. No sabemos dónde están. No
sabemos quiénes fueron los que cometieron esos asesinatos. Entonces hay una
estructura de impunidad, que se parece a la de la Iglesia. No sé, yo creo que
una verdadera reconciliación no va a llegar a Chile hasta que realmente haya
justicia, y eso lo veo difícil porque ha pasado mucho tiempo y porque hay mucha
información muy oculta y mucha gente que quiere protegerla. Mientras que eso no
se arregle, es difícil que haya una reconciliación verdaderamente sana más allá
de que pase tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario