Crónicas: Sitges 2015 (III)

Por Alberto Gallardo

The Final Girls (Todd Strauss-Schulson. Estados Unidos, 2015)

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Un grupo de jóvenes acude al pase especial de una vieja película de terror en la que actúa la madre de una de ellos, fallecida unos años atrás en un accidente de coche. Tras incendiarse la sala y en plena huída, los adolescentes acaban metidos en la película, de la que tratarán de escapar siguiendo los pasos de la heroína de ficción. La azarosa circunstancia propiciará además el inesperado reencuentro de madre e hija.

Divertido y original film de género de los que nos gustaría ver en Sitges más a menudo. Una película ingeniosa y entretenida, en la que sólo echamos de menos más sobresaltos, y en la que sobra quizá el componente melodramático maternofilial. Aún así, una propuesta lúdica que encantará a los fans del slasher con ganas de echarse unas risas. Para el recuerdo queda la escena de los protagonistas metidos en pleno flashback.

Macbeth (Justin Kurzel. Reino Unido, 2015)

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El cineasta australiano, que ya prepara  la adaptación de 'Assassin's  Creed', revisita aquí a Shakespeare para otorgarle a Michael Fassbender un reto que el actor pasa con altísima nota. El reparto al completo del film brilla en  este sombrío e imponente Macbeth que parece una apuesta segura para la próxima temporada de premios.

Tan shakespearianos temas como la erótica del poder, la lucha contra el propio destino, la locura y la venganza están perfectamente expuestos en un guion respetuoso con el material original. La realización destaca por un llamativo cromatismo que subraya la inestabilidad del personaje central. Por hacer algún reproche, el metraje dedicado a la Lady Macbeth de Cotillard (magnífica como suele) nos sabe a poco.

Green Room (Jeremy Saulnier. Estados Unidos, 2015)

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El director de la excelente Blue Ruin presenta a concurso un angustioso thriller en el que una banda de punk - rock se ve atrapada en una encerrona orquestada por un grupo neonazi. Siguiendo las pautas del 'survival horror', Saulnier ofrece una claustrofóbica sucesión de intentos de fuga de sus aislados personajes, con sus consecuentes estallidos de violencia.

Green Room es un film bien rodado, poseedor de un buen ritmo y de atractivo reparto que lidera Anton Yelchin y cuenta también con Patrick Stewart. Sin embargo, su eficiencia supera a su capacidad de sorpresa, un tanto escasa. Suena fuerte para estar en el palmarés.

February (Osgood Perkins. Estados Unidos-Canadá, 2015)

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Dos adolescentes (Emma Roberts y Kiernan Shipka) pasan la noche en un internado religioso en el que reina el desasosiego. A través de un rompecabezas narrativo que aporta diferentes visiones de un mismo instante, Perkins nos va desvelando los misterios sobre la identidad y el origen de sus intriganres personajes.

Película pretenciosa, cuya innecesariamente compleja estructura se convierte en un importante handicap y no en el revulsivo buscado para un guion inconexo y poco atractivo. Las actrices parecen absolutamente descolocadas y la presencia demoníaca metida con calzador. Un filme flojo y aburrido.

The Devil's Candy (Sean Byrne. Estados Unidos, 2015)

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Matrimonio con hija adolescente busca casa en Texas y encuentra una en la que se ha cometido un oscuro crimen. Con tan sobados mimbres, Byrne se las arregla para crear terror en estado puro con notable intensidad, incluyendo en su fórmula a la pintura y el heavy metal como inquietantes aderezos.

Su impactante violencia y su vibrante tramo final, otorgan a The Devil's Candy un hueco entre los títulos más aterradores de este Sitges 2015 y consolida a su director como cineasta a seguir tras la prometedora The Loved Ones.