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domingo, 18 de octubre de 2015

Críticas: Slow West

7/10
Slow West (Estados Unidos-Reino Unido-Nueva Zelanda, 2015)
Dirección y guión: John Maclean.
IntérpretesMichael Fassbender, Kodi Smit-McPhee, Ben Mendelsohn, Brooke Williams, Rory McCann, Jeffrey Thomas, Caren Pistorius, Kalani Queypo, Stuart Martin, Tawanda Manyimo, Madeleine Sami, Michael Whalley, Andrew Robertt, Erroll Shand, Ken Blackburn.
Guión: John Maclean.
Música originalJed Kurzel.
Fotografía: Robbie Ryan.
Montaje: Rolland Galois, Jon Gregory.
Idioma: Inglés.
Duración: 84 minutos.


Give my love to Rose

Por Miguel Montañés

Pocas películas de vaqueros se hacen ya, es verdad, pero las que van llegando por estos pagos últimamente hacen bueno una vez más aquello de que es más importante la calidad que la cantidad. El escocés John Maclean ha decido aparcar su faceta musical para debutar en el largometraje con un western crepuscular en el que aprovecha para desmarcarse de la tradición fílmica británica y contar una historia más personal de lo que podría parecer a primera vista. Si Jay Cavendish emprende un camino de miles de kilómetros cruzando océanos y desiertos en busca de su amada Rose Ross desde Escocia hasta más allá del estado de Colorado y hacia el oeste, siempre un poco más hacia el oeste, es porque el mismo Maclean sabe lo que es vivir separado de una mujer especial por varios continentes.  

Slow West es una canción de Johnny Cash. Es un paseo a caballo entre asentamientos indios incendiados, acampadas bajo las estrellas con el revólver debajo del fardo que hace las veces de almohada y forajidos dispuestos a todo por cobrarse un buen botín. Clérigos incluidos. Un lugar complicado para un aristócrata adolescente que pretende encontrar a la chica de la que está enamorado atravesando el país con la única ayuda de una guía de bolsillo. Sobre todo cuando Rose y su padre son dos de las personas más buscadas por —pasa hasta en las mejores familias— un crimen que en realidad no cometieron. Apetitoso menú para un cazarrecompensas. Silas es uno de ellos, y Jay comprende pronto que sin su ayuda no conseguirá llegar muy lejos. Tan lejos como consigan llegar llegará también Payne y su banda junto a algún que otro artista (no) invitado, interesados todos en la recompensa que se ofrece por John Ross y su hija.


Los momentos de realismo mágico, las ensoñaciones en las que se sumerge Jay y la comicidad subyacente de la que no se libra ni un desenlace digno de Peckinpah, contribuyen a hacer de Slow West un prodigio de contención y recreo que debería ser tenido en cuenta. Cabe esperar grandes cosas en el futuro del John Maclean director y guionista. 


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